Todo parecía indicar que el debut de Alcaraz en París podía ser más complicado de lo esperado. Su rival, Nishioka, no llegaba en un puesto demasiado alto en la ATP, el 38, pero ganó el torneo de Seúl a principios de octubre derrotando a tenistas como Ruud, Shapovalov o Evans, por lo que su estado de forma era óptimo. Además, es de ese tipo de jugadores complicados por ser distinto a lo que se estila hoy en día: zurdo y con golpes poco definitivos pero con una gran movilidad dada su escasa estatura (1,70 metros).
Tampoco ayudaban los problemas físicos del murciano, que apareció en la pista central parisina con un inquietante vendaje en forma de X en su rodilla izquierda, algo maltrecha desde el partido contra Felix Auger-Aliassime en Basilea. También podía tener en su cabeza cómo salió de la cancha en la edición de 2021. Llorando y frustrado por el empuje del público francés a favor de su jugador local Hugo Gaston, lo que seguro que le sirvió para madurar.
El japonés, seguro y disciplinado, comenzó de manera muy sólida con su saque, no en vano no perdió ningún punto en sus dos primeros turnos. En el tercero, Alcaraz lo solucionó a lo crack, con un golpe circense entre las piernas que sirvió para sacar al asiático del partido momentáneamente y romperle el servicio. El murciano se veía tan superior que comenzó a despistarse y, fruto de sus errores, su rival niveló el primer set 4-4. Como todo parecía ser una cuestión de concentración y de minimizar los errores no forzados, una nueva mejora del número uno del mundo en ese sentido hizo que hiciera gala de su mejor nivel para llevarse por 6-4 la primera manga.
Pese a que el de El Palmar estuvo muy bien con su saque (con nueve aces por una sola doble falta y solo concediendo una bola de break a Nishioka), estuvo más fallón de lo que hubiera querido con su derecha y acabó el partido con 16 errores no forzados, aunque lo compensó de sobra con sus 30 ganadores. El japonés, como era de esperar por su estilo de juego, no tuvo unos grandes números en ese sentido (siete ganadores y los mismos errores).
En el segundo set, Alcaraz solo tuvo dos oportunidades de romperle el servicio a su oponente. La primera fue en el primer juego, que no pudo ejecutar y pareció que el partido se dio un respiro hasta llegar al 4-4, igual que sucedió en el primer parcial. Ahí, un nuevo arreón del español hizo que consiguiera la rotura y, ganando en blanco su turno de saque, cerró el partido con otro 6-4 en una hora y 13 minutos.
El pupilo de Juan Carlos Ferrero ya espera rival en los octavos de final, que saldrá del ganador en el duelo entre Grigor Dimitrov y Fabio Fognini.