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Fabrice Zango, ingeniero, doctor y aspirante al oro olímpico en triple salto

AFP
Fabrice Zango, con su medalla de oro en el Mundial de pista cubierta
Fabrice Zango, con su medalla de oro en el Mundial de pista cubiertaAFP
El atleta Hugues Fabrice Zango, oriundo de Burkina Faso, demuestra que se puede compaginar la excelencia en el deporte y los estudios, ya que no solo es campeón del mundo en triple salto, sino que también terminó un doctorado en ingeniería eléctrica.

Fabrice Zango, de 30 años, tiene entre ceja y ceja un objetivo este verano: convertirse en los Juegos de París en el primer atleta burkinés en ganar un oro olímpico.

Este deportista polifacético ya entró en la historia de su país al ganar una medalla de bronce en los Juegos de Tokio, en 2021, y eso lo convirtió en el primer atleta burkinés con un metal olímpico.

Dos años después, se proclamó campeón del mundo en su disciplina en Budapest. El pasado marzo, logró en Glasgow otro título mundial en sala.

Además, su último récord del mundo en triple salto en pista cubierta, de 18,07 metros y conseguido este año en Aubière (centro de Francia), evidencia que llega en plena forma a la cita en París.

El físico privilegiado de Fabrice Zango no tiene nada que envidiar a la cabeza bien amueblada de este atleta, que ejemplifica el famoso latinismo 'Mens sana in corpore sano' ('Mente sano en un cuerpo sano').

Ha compaginado los entrenamientos en el club de atletismo de Artois, en el norte de Francia, con las clases en la Universidad francesa de Béthune, donde obtuvo en diciembre del año pasado un doctorado en ingeniería eléctrica.

"El hombre es un animal que se adapta"

¿Cuál es su secreto? "Una cuestión de metodología: aprender y aprender", responde Fabrice Zango.

Según Jean-Philippe Lecointe, su director de tesis, "cuando llegaba a clase, tenía un aire ausente", pero su "capacidad de asimilación es ultrarrápida".

Fabrice Zango viajó en 2016 a Pas-de-Calais, en el norte de Francia, para poder compaginar una vida deportiva con la académica.

"Afortunadamente, el hombre es un animal que se adapta a sus condiciones", destaca.

Sin embargo, su llegada a Francia no resultó sencilla: "Para mí, hacía un frío extremo (...). Mi primer invierno fue complicado. No lograba saltar demasiado lejos, ya que hacía demasiado frío. Era deprimente levantarse a las siete de la mañana cuando aún era de noche. Pasé unos seis meses muy, muy complicados", recuerda.

Una vez superó ese periodo de adaptación, se convirtió en una de las estrellas del club de Artois.

"Es el club que me dio la oportunidad de venir (a Francia), de clasificarme para los Juegos de 2016 y que me ayudó con los distintos documentos, incluido mi visado", explica.

"Hacer algo grande"

A Fabrice Zango le gustaría culminar sus éxitos en los últimos años por todo lo alto en París.

"Estamos convencidos al 100% en lograr la medalla de oro", afirma.

Si se proclamara campeón olímpico, no solo sería el primer atleta de su país en conseguirlo, sino también el primer africano en ganar el triple salto.

"Desde que empecé con el atletismo siempre quise hacer algo grande y aún conservo esa idea naíf de siempre querer poner a prueba mis límites", explica.

"Quiero mostrar a las nuevas generaciones africanas que siempre se puede lograr grandes actuaciones en todas las disciplinas", añade.

Además del oro, aspira a batir el récord mundial en triple salto, que logró el británico Jonathan Edwards en 1995 con 18,29 metros y que nadie ha superado desde entonces.

Una vez termine su carrera como atleta, quiere poner sus conocimientos como ingeniero al servicio de su país, por ejemplo, participando en la electrificación o en la construcción de "un motor que pueda utilizarse en las minas".

Le gustaría que Burkina Faso también dé un triple salto adelante.