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Jokic, las cuentas pendientes con Serbia del MVP de la NBA

Jokic, estrella de la NBA
Jokic, estrella de la NBA AFP
Los Juegos Olímpicos para saldar una deuda pendiente. La decisión de Nikola Jokic de descansar en el Mundial de 2023 se vivió con desilusión en Serbia, un país loco por el básquetbol que ahora pide al mejor jugador de la NBA solo una cosa, volver de París-2024 con el oro.

Tres veces Jugador más valioso (MVP) de la NBA y campeón con Denver Nuggets en 2023, Jokic es junto a Novak Djokovic el icono deportivo del pequeño país de los Balcanes, de solo 6,7 millones de habitantes.

Pero la adoración que le profesan sus compatriotas se quebró en parte cuando el pívot decidió descansar en lugar de defender los colores de Serbia en el Mundial el año pasado, agotado tras lograr el título de la NBA.

Sin Jokic, las Águilas fueron capaces de lograr la medalla de plata. ¿Qué hubiera pasado con Jokic en la pista en la derrota en la final ante Alemania (83-77)?

"El sentimiento general de la nación está totalmente justificado. Muchos piensan que para él jugar para el equipo nacional es un hobby más que un acto de patriotismo o un deseo sincero", señaló a la AFP Vladimir Zivanovic, periodista de deportes serbio.

El básquet es una religión en Serbia, tan popular como el fútbol. En Belgrado los partidos del Estrella Roja o del Partizan atraen a más de 18.000 espectadores en el Stark Arena, en un fogoso ambiente.

Desde la época yugoslava hay canchas en cada barrio y los jugadores serbios fueron el otro 'Dream Team' de la década de 1990, con Vlade Divac, Zarko Paspalj o Predrag Danilovic, 'casi Dioses' en Belgrado.

Muchos serbios pernoctan para seguir los partidos de la NBA por la televisión y creen que las Águilas pueden dar la sorpresa ante el superfavorito Estados Unidos en los Juegos de París, en su debut el 28 de julio.

En la preparación, liderada por el pívot de 29 años, Serbia batió a la anfitriona Francia (79-67), pero luego cedió ante Australia (84-73) y Estados Unidos (105-79). El equipo balcánico se guardó alguna carta, con su capitán Bogdan Bogdanovic, sin jugar en el banquillo.

Jokic ya formó parte del equipo que logró la plata en Rio de Janeiro-2016. Pero el gigante de 2,11 m no ha levantado un trofeo con su equipo nacional.

"La participación de Jokic cuenta, evidentemente, desde el punto de vista de sus cualidades individuales, pero también de su personalidad", señaló el técnico Svetislav Pesic en una entrevista en junio.

Apego a su tierra 

Los serbios tienen ganas de disfrutar del 'basket jazz' de su gran estrella NBA, basado en la creatividad en una liga en la que lo que marca la tónica es la velocidad y la potencia pura.

"Esperamos que recupere los años anteriores y que sea el mejor del equipo", añadió Zivanovic.

A pesar de la sorpresa negativa que supuso su renuncia de hace un año, Jokic siempre se ha mostrado muy apegado a su país.

Cuando acaba las temporadas en Estados Unidos, viaja al apacible pueblo de Sombor (norte) y evita la exposición mediática, pasando el tiempo con su familia y dedicado a las carreras de caballos, su gran pasión.

Siempre guarda algún momento para pasarse por su antiguo colegio y hablar con los jóvenes e incluso jugar en una pequeña cancha.

Algunos vídeos han circulado por las redes con el pívot bailando con sus amigos al ritmo de la música folk de los Balcanes o en discotecas.

Sus compatriotas esperan ahora que muestre este apego con una participación para el recuerdo en los Juegos de París.