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El primer Mundial femenino se jugó con partidos de 80 minutos

AFP
Asako Takakura, entrenadora japonesa
Asako Takakura, entrenadora japonesa FIFA
Asako Takakura jugó el primer Mundial femenino en 1991 y recuerda con algo de desdén cómo los partidos duraban 80 minutos, porque pensaban que las mujeres no aguantarían los 90.

"En ese tiempo el fútbol era considerado un deporte masculino", contó Takakura a AFP, recordando aquel torneo con solo 12 equipos.

Para la novena edición del Mundial Femenino, que comenzará el 20 de julio en Australia y Nueva Zelanda, habrá 32 equipos y el interés mundial está en su punto máximo.

La exfutbolista de 55 años ha visto ese crecimiento de primera mano. Tras representar a Japón en los Mundiales de 1991 y 1995, fue entrenadora del combinado nipón en la copa de 2019.

El Mundial de 1991 se celebró en la provincia china de Guandong, donde Estados Unidos derrotó a Noruega en la final frente a 63.000 espectadores, y desde entonces las norteamericanas lo han ganado en otras tres ocasiones.

En ese torneo se regalaban las entradas para tener más público.

Además, los partidos entonces tenían dos tiempos de 40 minutos.

"Por Dios, las chicas no aguantan 90 minutos", dijo en una ocasión la delantera estadounidense Michelle Akers, en un comentario sarcástico y burlón.

La extensión de los partidos cambió en los siguientes Mundiales femeninos luego de que varios equipos dijeran que no debía haber diferencia.

"Existía un ambiente en el que las personas se preguntaban si las mujeres podían jugar", recordó Takakura sobre las actitudes de 1991.

"Al menos no redujeron el tamaño de las canchas".

El informe técnico de la FIFA después del torneo abordó algunos de los problemas principales que enfrentaba el fútbol femenino.

Muchos equipos indicaron que solían tener dificultades por encontrar zapatillas de fútbol y guantes de portero de la talla de las mujeres.

"Las jugadoras necesitan equipo de buena calidad (...) en tamaño pequeño y raramente lo consiguen", reclamó la delegación de Nueva Zelanda en el informe.

"Palabras vacías" 

Leslie King era la portera y capitana de Nueva Zelanda en 1991, cuando su equipo semiprofesional quedó eliminado en la fase de grupos.

Ahora con 59 años, recuerda el torneo con afecto, las grandes multitudes en especial cuando enfrentaron a China, un hotel grande, mucha comida buena y un opulento salón de banquetes.

Pero King cree que para entonces la FIFA no estaba muy convencida de tener un Mundial femenino.

El primer torneo se llamó oficialmente Campeonato Mundial de Fútbol para Mujeres por la Copa M&M's. La FIFA estaba reacia a llamarla Copa del Mundo.

"No creo que le dieran mucha importancia, pienso que hasta cierto punto eran solo palabras vacías para el juego femenino en ese tiempo", declaró King recientemente a AFP desde Filadelfia, Estados Unidos.

Takakura, entradora del Shanghái en la primera división femenil de China, dice que entonces "nadie quería organizar un Mundial para mujeres".

"Unos años antes de 1991, una mujer noruega preguntó durante una reunión de FIFA por qué había Mundial masculino pero no Mundial femenino", recordó.

"La sensación que quedó es que había que tener uno".

 "Algo para soñar" 

El fútbol femenino ha evolucionado significativamente también en la cancha.

"Físicamente creo que las jugadoras son más altas, más fuertes, en mejor condición física y técnicamente mejores", consideró King.

"Creo que mucho de ese se puede atribuir a las ligas profesionales que están apareciendo por Europa", agregó.

Takakura considera que tener un Mundial ha ayudado a impulsar el fútbol femenino.

"Tener un Mundial ha hecho que las cosas estén más organizadas", comentó.

"Al inicio muchos países, incluso en Europa, veían con malos ojos el fútbol femenino. Pero al tener un torneo, cada asociación de fútbol se vio obligada a hacer algo al respecto", afirmó.

Sin embargo, queda mucho por hacer, advirtió Takakura, como aumentar los salarios para que estén más acorde con los de los hombres.

"No se trata solo de recibir mucho dinero, se trata del valor del deporte y darle a las niñas algo para soñar, algo en lo que se puedan esforzar", agregó.

"Comenzó como un deporte de hombres, pero hay una forma diferente de disfrutar y valorar el juego femenino", sostuvo Takakura.