Del revolucionario 2022 al incierto 2023: la selección femenina es un enigma
Septiembre fue un mes intenso para la RFEF y, sobre todo, para el seleccionador del equipo femenino. Después de superar con creces tanto a Hungría (3-0) como a Ucrania (5-0) a principios del mencionado mes, 15 jugadoras enviaron un correo electrónico de contenido exactamente igual y de forma simultánea, una renuncia (provisional) a ser llamadas de nuevo para provocar cambios drásticos en el cuerpo técnico, un deseo incumplido hasta la fecha y sin perspectiva de que pueda tener un desenlace feliz próximamente.
Las futbolistas en cuestión fueron las siguientes: Ainhoa Moraza, Patri Guijarro, Lucía García, Leila Ouahabi, Mapi León, Claudia Pina, Laia Aleixandri, Ona Batlle, Andrea Pereira, Aitana Bonmatí, Sandra Paños, Amaiur Sarriegi, Lola Gallardo, Nerea Eizaguirre y Mariona Caldentey. La elevada representación de culés y la ausencia de madridistas, cuyo peso se ha multiplicado exponencialmente desde entonces, marca el profundo cambio de las últimas convocatorias respecto a las anteriores.
Cruce de declaraciones
Por el bando contrario, la respuesta fue contundente: "La RFEF no va a permitir que las jugadoras cuestionen la continuidad del seleccionador nacional y de su cuerpo técnico, pues tomar esas decisiones no entra dentro de sus competencias. La Federación no va a admitir ningún tipo de presión por parte de ninguna jugadora a la hora de adoptar medidas de ámbito deportivo. Este tipo de maniobras se encuentran alejadas de la ejemplaridad y fuera de los valores del fútbol y del deporte y son nocivas".
Las tres capitanas, Irene Paredes, Jenni Hermoso y Alexia Putellas, se quedaron fuera, aunque cabe recordar que la actual Balón de Oro estaba (y sigue) lesionada, de modo que no podía competir. En cualquier caso, la jugadora del Barcelona, con un gran poder de influencia, quiso dar su opinión al respecto. Y en el comunicado emitido hizo ver de qué lado estaba, sobre todo al hablar en primera persona de ese descontento generalizado y al criticar la actuación de la Federación por filtrar "de forma parcial e interesada".
Lo que dijo el verde
Después de que las aguas se calmaran un poco, llegó el momento de conocer la convocatoria más mediática de todos los tiempos de la selección femenina. Como era de esperar, las integrantes que se autoexcluyeron dejaron su paso a muchas debutantes, hasta ahora en un segundo plano. España se medía a Suecia y a Estados Unidos, las dos grandes potencias mundiales, y salió más que airosa de esa doble cita. Empataron contra las europeas (1-1) y, por primera vez en la historia, vencieron a las norteamericanas (2-0).
Al mes siguiente, ya en noviembre, tuvieron otros dos partidos más para confirmar esas buenísimas sensaciones. Ganaron de goleada a Argentina (7-0) y lo hicieron por la mínima frente a Japón (1-0). Jorge Vilda y las nuevas internacionales salieron muy reforzadas después de estos cuatro encuentros a un nivel tan elevado, rendimiento que permitió ascender hasta la sexta posición del ranking FIFA, una clasificación inédita para el combinado nacional.
2023, año de Mundial
El 2022 fue bastante frenético, pero el siguiente no se va a quedar demasiado atrás, sobre todo porque hay mucha incertidumbre respecto a quiénes serán las representantes españolas en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda. Lo normal es que Vilda, quien seguramente pudo llegar a temer por la posibilidad de que se dieran malos resultados en los invites citados, confíe en esta segunda remesa de jugadoras porque lo han demostrado sobre el terreno de juego y parecen más contentas con su presencia.
También habrá que esperar para conocer si Putellas se recupera de cara a dicho torneo, aunque en el mejor de los casos llegaría con poco ritmo de competición tras la rotura del ligamento cruzado anterior sufrida meses atrás. En lo futbolístico, no hay ninguna duda porque es la mejor del mundo, pero el seleccionador también sabe cuál es el punto de vista de la centrocampista, quien considera que es necesario modificar el seno del cuerpo técnico por no haber evolucionado lo suficiente desde que el madrileño llegara en 2015.
Esta historia no ha terminado aún, sobre todo porque falta por saber el nombre de las jugadoras que acudan a Oceanía y, sobre todo, ver qué papel tiene España frente a Estados Unidos, Suecia y compañía en un contexto que nada se va a parecer al de los amistosos disputados en los últimos meses. Antes de pensar en esos hipotéticos cruces contra las más grandes, el equipo dirigido por Jorge Vilda tendrá que superar la fase de grupos, donde se medirá a Japón, Costa Rica y Zambia.