Se cumple una década del accidente de Michael Schumacher en la nieve
A tres días del final de 2013, Michael Schumacher estaba a punto de soplar las 45 velas y disfrutaba de la estación de esquí francesa de Méribel. Sin embargo, mientras conducía con un grupo de amigos, chocó contra una de las rocas que sobresalían de la nieve entre las pistas. Según testigos de los medios alemanes, se salió de la pista señalizada para ayudar a la hija de su amigo, que estaba atrapada en la nieve profunda. Desgraciadamente, sufrió heridas mortales tras caerse él mismo. A pesar de que llevaba casco y protector cervical, sufrió una lesión cerebral.
El servicio de rescate de montaña llegó al lugar cuatro minutos después del accidente y Schumacher seguía consciente en ese momento, pero los médicos dijeron que estaba confuso y desorientado. El helicóptero que transportaba al campeón de automovilismo se dirigió primero a un hospital de la cercana localidad de Moutiers, si bien cambió de destino en pleno vuelo y trasladó al piloto alemán a una clínica de Grenoble. Allí, el expiloto de Ferrari fue sometido a dos operaciones cerebrales, tras las cuales permaneció en estado de sueño artificial y en peligro de muerte.
Silencio e incertidumbre
Su familia se aseguró de que no se filtrara a la prensa ningún detalle sobre su estado de salud. Han sido 10 años de silencio, y sólo de vez en cuando aparecía alguna información breve, pero que no hacía sino reforzar el hecho de que su salud no mejoraba.
"A veces la vida no es justa. Echo de menos al Michael de los viejos tiempos. La medicina moderna ofrece muchas posibilidades. Sin embargo, nada es como antes", admitió recientemente Ralf, su hermano, en una entrevista al Daily Mail.
A lo largo de los años, la mansión de Schumacher en el lago Lemán se ha transformado en una pequeña clínica en la que hasta 15 médicos, masajistas y asistentes se ocupan de un solo paciente para ofrecerle los mejores cuidados las 24 horas del día. El último testimonio es un primer plano de una de las terapias, en la que el alemán debe escuchar el sonido del coche simulador de Mercedes AMG que pilotó en los tres últimos años de su carrera en la F1 como parte de sus cuidados y rehabilitación.
Alemania sufre las consecuencias
Es probable que Michael no vuelva a mostrar su cara a los aficionados a la Fórmula 1 y siga siendo una leyenda. La familia ha dejado claro en varias ocasiones que no está interesada en dar a conocer ninguna noticia. "Siempre nos ha preocupado la protección de la intimidad", afirma Felix Damm, abogado de la familia Schumacher. "Incluso un informe médico definitivo sobre la salud de Michael no sería lo adecuado, tendríamos que actualizarlo constantemente", añade.
Así que sólo quedan conjeturas. Existe la creencia generalizada de que Schumacher sigue alojado en su villa del lago Lemán y no puede comunicarse. "Daría lo que fuera por poder hablar con mi padre", dijo su hijo Mick hace un año.
Lo que ha cambiado con la marcha de Schumacher es la retirada de Alemania del mundo de la Fórmula Uno. La otrora enorme potencia del automovilismo tiene ahora un único representante en Nico Hülkenberg, y sólo el establo Mercedes sigue intentando mantener el estandarte. En el calendario faltan desde hace varios años las carreras en el famoso circuito de Nürburgring (más recientemente en 2020 como Gran Premio de Eifel) y en Hockenheim. La última vez que se disputó el Gran Premio de Alemania fue en 2019, algo que no pudo ocurrir en la era 'Schumi'.