Francesco Bagnaia afrontaba la cita con unas sensaciones inmejorables, y es que se mostró el más rápido en las sesiones previas. Todas las miradas apuntaban hacia su figura, en parte porque aspira a dar caza a un Jorge Martín que domina en la clasificación general con poco margen y que también tenía motivos para ser optimista en el sprint del Gran Premio de Assen. Algo más tapado, en un plano secundario, el catalán Maverick Viñales.

La mayoría salieron con neumático duro en la rueda delantera y blando en la trasera. Marc Márquez, que ya tuvo un susto en la qualy, volvió a abrazar el asfalto después de haber firmado una gran salida (subió dos posiciones). Era hasta ahora, junto a Pedro Acosta, el único que había puntuado en todas las carreras exprés del curso; la racha de ambos acabó este sábado. El citado piloto de Mazarrón completó la carrera, aunque no obtuvo premio alguno.

Alex Márquez, finalmente séptimo por una sanción, estaba más preocupado de conservar el botín que tenía, el cuarto puesto, que de buscar un podio que se fue alejando de forma progresiva. Mientras Brad Binder amenazaba, tanto Eneas Bastianini como Aleix Espargaró trataban de reducir la desventaja respecto al sudafricano. Y el de Rimini, consciente de que tenía una moto mejor que la de sus rivales, consiguió su objetivo y se quedó a un paso del trío ganador. 

Entretanto, Bagnaia dominaba sin sobresaltos... hasta el punto de cruzar la línea de meta con una extraña comodidad para una carrera de estas características. Y no fue por desidia de Martín, ni mucho menos, más bien el clásico quiero y no puedo. Dejando a un lado la frustración y la resignación del madrileño, la peor noticia la protagonizó Espargaró, quien perdió el control en la última vuelta y sufrió una aparatosa caída que le impedirá correr este domingo.