El Barcelona tiene un miércoles de resaca. El equipo blaugrana llega a la Ciudad Condal con la derrota en la UEFA Champions League contra el Inter más viva que nunca. El 1-0 de Milán supone un reto mayúsculo para los de Xavi Hernández: si el club no gana frente al Inter en el Camp Nou, le dirá adiós a la orejona en la fase de grupos, de nuevo.

El resultado contra el Inter es un jarro de agua fría para los culés. La dependencia de Lewandowski, los constantes desaciertos de Dembélé y el orden táctico de los italianos han sido factores que han marcado el encuentro. Además de las cuestiones futbolísticas, se presentó en la noche de martes un elemento que molestó al cuerpo técnico de Xavi Hernández: el arbitraje. 

Las decisiones de Slavko Vincic han modificado el curso del partido. El colegiado anuló el gol de Pedri en el minto 67 por una mano y, acto seguido, no decretó una supuesta mano dentro del área del Inter que, sin lugar a dudas, habría cambiado el marcador y el estado anímico del FC Barcelona. 

Indignación

Si existe una palabra que define el estado anímico del Barcelona tras la caída en Milán es la indignación. El equipo sabe que está contra las cuerdas en la Champions y que ganar es la única opción. 

Las declaraciones que han entregado Xavi Hernández, Sergi Roberto y Eric García a la prensa han aumentado la sensación de malestar en el vestuario y, Joan Laporta, presidente del club, ha aprobado una reclamación formal por parte del Barcelona a la UEFA. 

El presidente catalán considera que los erroes arbitrales modificaron el curso del partido y espera que la UEFA le escuche antes de ir a jugarse la vida en el Camp Nou frente al Inter. El Barcelona recibirá en la próxima jornada de la UEFA Champions League al Inter en un duelo directo por la clasificación. En La Liga, el club se enfrentará al Celta de Vigo en condición de local y pretende obtener un poco de respiración después de la debacle internacional en el San Siro.