El número uno de Alcaraz, "un sueño" que considera "casi imposible" de mantener en 2023
Carlos Alcaraz volverá a competir en el Mubadala World Tennis Championship, un torneo de exhibición que se disputará en la Zayed Sports City de Abu Dabi entre el 16 y el 18 de diciembre y donde compartirá cartel junto con otros tenistas de renombre como Casper Ruud, Andrey Rublev, Stefanos Tsitsipas, Frances Tiafoe y Cameron Norrie, así como las jugadoras Ons Jabeur y Emma Raducanu.
Antes de su regreso a las pistas tras la lesión abdominal que le impidió participar en las que habrían sido sus primeras ATP Finals al tener ganado su puesto por ser el número uno mundial, el murciano, junto con su entrenador Juan Carlos Ferrero, concedieron una entrevista al medio Arab News en la que dieron un repaso a la montaña rusa de emociones que el español ha atravesado en este 2022 que le ha coronado como el mejor jugador del planeta.
Alcaraz sigue sin creer que sea el número uno
La victoria del de El Palmar en el US Open hizo que, a su corta edad, llegara a la cima del tenis mundial logrando ser el número uno más joven de la historia, algo que todavía le cuesta asimilar: “Es como un sueño para mí. Honestamente, hay tantas veces que pienso en este año, en mi posición en este momento, y todavía no puedo creerlo. Estoy pensando, "¿Esto es real? ¿Soy el número 1 del mundo?" Estoy soñando. Es algo de lo que tengo que darme cuenta algún día”.
Esto puede deberse a que Alcaraz, desde septiembre, apenas ha tenido tiempo para descansar y asimilar el año que ha cambiado su vida y solo la lesión le obligó a parar, aunque afirmó estar "casi recuperado al 100%" de sus problemas físicos: "Tuve tantos torneos que no me dio tiempo a darme cuenta totalmente de que había ganado el US Open. Por supuesto que fue una gran sensación para mí, pero solo puedo decir que nada ha cambiado para mí".
Lo difícil que es que todos te quieran ganar
Tras convertirse en el mejor del mundo, todos los focos se centraron en Alcaraz, que se sintió como el premio de caza al que aspiraban todos sus rivales, algo de lo que fue muy consciente: "Es obvio que todos quieren ganarle al número 1. Pude sentir que después del US Open todos me tenían de objetivo, pero tengo que estar preparado para eso”.
Ferrero también notó ese cambio, ya que él mismo también llegó a liderar el ranking en 2003: "Después del US Open fue difícil que se adaptara a su nuevo rol en el circuito. Hablaba con él sobre cómo tenía que manejarlo todo, pero creo que necesitaba sentirlo y vivirlo, ir a un torneo y sentir esa presión de ser el número uno. No es fácil. Al principio y con 19 años, es algo que no es sencillo de controlar con madurez, pero ha de adaptarse. Sabe que va a ser así hasta, al menos, el Abierto de Australia".
Alcaraz, consciente de que será complicado mantener el número uno
Los puntos que tendrá que defender en 2023 hacen que conservar la primera posición de la ATP vaya a ser muy complicado, lo que está en la mente del tenista de El Palmar. El ejemplo de su homóloga en la WTA, Iga Swiatek, puede ser el camino a seguir en su opinión: "Su año ha sido increíble. Batió el récord de la racha ganadora más larga de este siglo. Es increíble. Me encantaría ser como ella y no perder el número uno, pero creo que es casi imposible. Lo voy a perder, pero la cuestión es recuperarlo y permanecer allí tanto como pueda”.
Su psicóloga, clave en sus éxitos
Isabel Balaguer es el nombre de la mujer que trabaja para que la mente de Alcaraz no le juegue malas pasadas. Para Ferrero, "es una parte grande e importante de nuestro trabajo. Lleva un par de años trabajando con ella. No constantemente, pero cada vez que siente que necesita hablar con ella sobre algo que tal vez no está bien o algo que le está dando más problemas en un partido, habla con ella y trata de arreglarlo un poco. Hablo con ella todas las semanas. Me comenta cómo le está yendo a Carlos, cómo está trabajando y todas las cosas por las que hemos estado hablando después del US Open. Tratamos de controlarlo todo y ella está haciendo un gran trabajo”.
Ferrero todavía espera más de Alcaraz, aunque está encantado con él
La relación prácticamente paternofilial entre Alcaraz y su entrenador es una de las claves del éxito del número uno. Este cariño se vio plasmado en las palabras del de Onteniente, que está encantado con su pupilo, con quien lleva trabajando desde finales de 2018. Ferrero comentó que le agrada el cariño de los aficionados hacia su jugador: “Es muy especial para nosotros, me alegra mucho la forma en que la gente le quiere y creo que es por su fuerza en la pista, su pasión y su forma de decir "vamos". Creo que la gente siente ese potencial en él y este tipo de pasión. Incluso cuando no era tan famoso, ya era muy carismático en los torneos y toda la gente estaba ir allí para verle en la pista. No me sorprende porque él sonríe, es muy amable con todos y es un buen tipo".
La familia de un deportista es algo fundamental para ayudarle a progresar personal y profesionalmente, algo que la de Alcaraz cumple con creces según Ferrero: “Carlos tiene suerte con la familia que tiene. Su padre jugaba a tenis en España a un nivel muy alto, estaba entre los 30 primeros, por lo que es capaz de entender cómo tiene que trabajar su hijo con el entrenador. En la academia, dejó crecer a su hijo sin involucrarse absolutamente en todo. Creo que su padre ha confiado en mí desde el principio y me deja trabajar en todas las áreas con mucha fluidez. Tenemos una muy buena relación”.
Aunque el murciano haya llegado a la cima del tenis mundial, aún le queda mucho por aprender por su corta edad, y Ferrero pondrá todo de su parte para que su juego sea todavía mejor que el que se ha visto este año: "Tiene que trabajar en todo. Tiene 19 años y a esa edad es imposible ser completo en todos los ámbitos. Tiene que trabajar pequeños detalles con su derecha y con su revés, debe ser más consistente con su saque y quiero que sea todavía más agresivo al resto. En la red necesita pulir algunos errores. Preparé el final de temporada muy específicamente para intentar mejorar muchas cosas. No le puedes decir a alguien que solo por ser el número uno ya es muy completo y que no necesita trabajar. Es todo lo contrario, necesita seguir trabajando en todas las áreas que le hacen falta y es lo que vamos a hacer”.