La selección femenina de fútbol sala de España se proclamó campeona de Europa por tercera ocasión a lo largo de su historia. Había pasado menos de un año desde que ganaron en la final al propio conjunto luso, otra vez de forma muy ajustada, por 3-4. Antes, en 2019, volvió a tumbar al país vecino con más solvencia (4-0). Son tres éxitos en sólo un lustro, lo que evidencia la indiscutible hegemonía a nivel continental.

Apenas pasaron unos cuantos segundos desde el pitido inicial y Peque, desde el punto de penalti, ya había puesto en ventaja a su equipo. Fue tan rápida que marcó el gol más rápido del torneo (13 segundos). Estuvo muy cerca de empatar el conjunto ucraniano, pero una buena intervención de Silvia evitó el 1-1. Justo en la mitad del primer tiempo, Samper -autora también del cuarto- hizo el segundo gracias a una fantástica actuación individual, mientras que De Paz (casi) sentenció al borde del descanso.

Las jugadoras que lidera Pons, presente en el cuerpo técnico en todos los éxitos mencionados, abrieron una brecha todavía más amplia en el marcador durante la segunda parte del choque. Ya en la recta final, Shulha dio algo de esperanzas y Dany castigó la arriesgada y obligada decisión de poner portera-jugadora. Ese quinto permitió que la afición española pudiera celebrar sin ningún tipo de atadura en un pabellón (Hungría) que presentó una entrada especialmente baja, con muchos asientos vacíos.

"Estoy muy contenta y satisfecha con el trabajo que han hecho estas chicas. Ha sido un año muy complicado. Hemos conseguido una nueva medalla de oro para el fútbol sala femenino español y espero que ahora pueden venir más. Pensamos ya en otro reto, como el Mundial. Ahora tenemos que celebrarlo, que es muy importante. Este grupo tiene una capacidad de adaptación espectacular y una calidad humana mucho más grande", dijo la seleccionadora, que se acordó también de quienes no pudieron estar.