Engaño y brillantez. Habilidad en el fútbol callejero, un tipo de arte que hoy tiene cada vez menos espacio en un deporte cada vez más automatizado, casi aséptico. Son cualidades propias de Rayan Cherki, protagonista total del triunfo de Francia sobre Suiza en la última jornada del grupo D de la Eurocopa sub-21.

En las dos primeras citas de este torneo, sin embargo, la clase de 2003 no había partido como titular, debido a la importancia de un delantero centro como Kalimuendo, que en el último campeonato de la Ligue 1 demostró su consistencia como terminal ofensivo. Sin dejarse intimidar por el veloz Barcola, verdugo de Italia, y el experimentado Gouiri en las bandas, el precoz talento zurdo del Lyon se insertó como titular contra Suiza, teóricamente como delantero centro.

En todas partes

La suya, sin embargo, era una posición engañosa. Al igual que su funambulismo con el balón pegado al pie. Y al catalizar la mayoría de los balones que llegaban a la línea de tres cuartos, Cherki prácticamente abría espacios considerables para sus compañeros, favoreciendo también las inserciones desde atrás. A falta del físico de un delantero centro, utilizó su inteligencia táctica y sus habilidades técnicas para crear superioridades con sus movimientos y con los pases.

Laactuación del joven de 19 años contra los helvéticos fue sobresaliente y polifacética, y éstos quedaron asqueados por su perpetuo movimiento de mediocampo hacia arriba. Una libertad absoluta, la que dio Sylvain Ripoll a Cherki, que recuerda a la que Luis Enrique dio a un tal Lionel Messi y Diego Simeone sigue ofreciendo a Antoine Griezmann. Tan zurdo como el argentino y su compatriota, Cherki ofreció anoche una actuación inigualable en varios aspectos, dominando el juego cada vez que entraba en órbita con el balón.

Picoteador y goleador

Su instinto de futbolista de calle, de esos que necesitan un terrón de tierra para marcar la diferencia, abrió la puerta de la victoria a los Bleus. En el área contraria, poniendo el cuerpo delante del pie del defensa que se acercaba, Cherki provocó con picardía el penalti con el que su compatriota Amine Gouiri (también formado en la academia del Lyon) desbloqueó el resultado.

En la segunda parte, con 1-1, primero participó en el gol de la nueva ventaja de Barcola y luego se inventó un eslalon desde el borde del área que terminó con un derechazo (sí, su pie menos talentoso) imposible de rechazar para el guardameta rival. La sublimación de un partido suntuoso, como dueño absoluto del campo y del balón. Porque Rayan sabe jugar el balón.

Y después de su actuación contra Suiza, Ripoll tendrá que plantearse si vuelve a dejarle en el banquillo. Porque, si quiere llegar hasta el final, desde luego no podrá renunciar a los destellos de un talento ecléctico que en ataque puede marcar la diferencia en cada césped. En cualquier situación. Y con los dos pies.