FlashFocus Team: El Girona, a reinventarse para la Champions sin el paraguas del City
¿Se acuerdan de Astérix y Obélix, del pequeño pueblo galo que resistía una y otra vez los ataques invasores de los poderosos romanos gracias a una pócima mágica elaborada por Panorámix? Pues no se asusten si les comentamos que esa historia podría ser extrapolada al fútbol. El Girona, un club sin casi historia en LaLiga, en una ciudad catalana que forma frontera entre España y Francia, a la sombra siempre de la brillante Barcelona, recibió una energía poderosa cuando los dueños del City invirtieron en él. De repente, se encontraban compitiendo de tú a tú, incluso ganando batallas, con los dos grandes conquistadores del fútbol español, Real Madrid y Barça.
El problema es que igual que el dinero llama al dinero, el éxito hace que otros más poderosos llamen a tu puerta, o ni eso, para llevarse a tus mejores hombres. Tal ha sido el caso con Dovbyk (Roma), Savinho (Manchester City), Aleix García (Bayer Leverkusen), Éric García (Barcelona) o Yan Couto (Borussia Dortmund). Y cuidado con perder también a Tsygankov, por poner un ejemplo.
A reforzar la plantilla
Con tantas pérdidas, la directiva aún no ha tenido tiempo de completar el equipo. Míchel, ya con LaLiga empezada, espera al menos tres o cuatro fichajes más que compensen la pérdida de calidad evidente que ha habido en sus filas. Ha importado producto nacional con Pau López, Bryan Gil o Abel Ruiz, ha fichado a futbolistas aún por descubrir en grandes Ligas, como Ladislav Krejci o Bojan Miovski, e incluso a quienes, como Van de Beek, ya no se les esperaba. Pero aún buscan jugadores diferenciales.
Dinero tienen, aunque no hayan ingresado nada por Savinho, Couto o Éric García, quienes estaban cedidos. Pero hay que saber gastarlo. Y más ahora que no cuentan, al menos sobre el papel, con el City Football Group de apoyo.
Sin paraguas por las normas UEFA
La UEFA tiene muchas normas, algunas mejor y otras peor entendidas. Una de ellas es la que prohibe a dos clubes con los mismos dueños, inversores o accionistas disputar la misma competición europea. Eso ocurría con el Girona y el Manchester City, del mismo modo que también pasaba con el Manchester United y el Niza en la Europa Liga. U ocurrió recientemente con el RB Salzburgo y el RB Leipzig.
Así que el conglomerado controlado por Mansour bin Zayed tenía que reducir su participación en uno de los dos. La decisión, obvia, ha sido la de dejar de tener el control real del Girona, bajar el número de acciones -era del 47 %-, expulsar del Consejo de Administración a los miembros que también tenían presencia en la entidad inglesa -Ingo Bank, John MacBeath y Simon Cliff- e incluso permitir que la propia UEFA supervise en cierto modo la gestión para dar fe de que, efectivamente, no hay una multipropiedad encubierta.
Más cambios trascendentales
Competir en Europa, más para un club que nunca en sus 94 años de historia lo ha hecho, es un premio que se debe disfrutar al máximo. Si además vas a debutar a lo grande, en la fiesta de las fiestas, en el torneo de clubes más exitoso del mundo como es la Liga de Campeones, la felicidad se expande hasta en los lugares más recónditos de la ciudad.
Pero incluso ello conlleva sacrificios. Montilivi, la fortaleza del Girona, el estadio en el que se hizo gigante la pasada temporada, no era apto para disputar la Champions. Después de múltiples visitas y varias subsanaciones y revisiones planteadas por los técnicos de la UEFA, se dio el visto bueno. Sin embargo, de sus 14.500 localidades tan sólo se podrán usar 9.500 en cada partido europeo. Prohibidas las gradas supletorias para aumentar el aforo y poder vender más entradas.
No les ha quedado otra al presidente, Delfí Geli, y a los miembros de la directiva que aceptar las condiciones. A cambio, no está nada mal el sacrificio: ingresarán más de 18 millones de euros sólo por participar. Más los 2,1 millones por victoria o 0,7 por empate, más los que reparten según el puesto en la liguilla o por seguir avanzando rondas…
El riesgo de morir de éxito
El sueño de cualquier futbolista es jugar en los mejores estadios, en los mejores ambientes, contra los mejores jugadores. La Liga de Campeones te ofrece todo eso y mucho más. Pero la exigencia de jugarla se une a la obligación de ofrecer también un buen rendimiento en la competición doméstica. Y LaLiga es de las más duras que hay y no permite que, aunque la motivación no sea la misma, bajes tu nivel. No sería la primera vez, y puede que tampoco la última, que un equipo no acostumbrado a compaginar ambos torneos sufra una brutal bajada de rendimiento que pueda incluso hacerle peligrar su supervivencia en la élite.
Que se lo digan si no al Villarreal, al Celta o al Betis, que terminaron descendiendo a Segunda división el mismo año que se codeaban con los grandes en Europa.
De ahí que Míchel ‘Astérix’ Sánchez ya no crea en las pócimas (económicas) de ‘Panorámix’ City y avise de que se van a necesitar muchos más hombres, y pronto, y muchos más jabalíes para hacer frente a tantas batallas como se pretenden protagonizar, y ganar, en esta nueva y apasionante temporada.