En la primavera de 2014, Real Madrid y Borussia Dortmund se vieron las caras con motivo de los cuartos de la Liga de Campeones. Si ahora hay quienes consideran que hay algunos escalones de diferencia entre ambos (pese a que los alemanes están también a 90 minutos de la gloria), los entonces dirigidos por Jürgen Klopp venían de ser finalistas tras haber dejado por el camino al propio conjunto español. Había, por tanto, cierto ánimo de revancha.
El 2 de abril, los blancos se impusieron con superioridad y dieron un paso de gigante de cara a la vuelta. Gareth Bale adelantó a los suyos en los compases iniciales, Isco Alarcón amplió la renta y Cristiano Ronaldo culminó la fiesta con un 3-0 que se presentaba casi letal. Además, la ya extinta ley del gol doble hacía que fuese importantísimo dejar la portería a cero, de ahí que fuese un resultado fantástico antes de la visita al Signal Iduna Park.
Una remontada frustrada
Pero todo cambió el martes de la siguiente semana, día 8. Era evidente que el público iba a apretar desde el arranque, como acostumbra, aunque no todos esperaban que el infierno ambiental iba a trasladarse al marcador. Un tal Marco Reus, quien este 1 de junio (21h00 CET) disputará su último encuentro con la camiseta del Dortmund, anotó un fantástico doblete a lo largo del primer acto y permitió que los alemanes soñaran.
Antes de que Reus viera portería en hasta dos ocasiones, el argentino Di María desperdició una pena máxima (Ronaldo, claro, no estaba sobre el terreno de juego debido a unas molestias en la rodilla izquierda). Pese a que tuvieron el miedo instalado en el cuerpo, los de Carlo Ancelotti fueron capaces de aguantar y consiguieron así el billete a semifinales, ronda en la cual dejaron por el camino al Bayern de Pep Guardiola (1-0 en casa y 0-4 en el Allianz Arena).
Y todo lo que vino después forma parte de la leyenda del Madrid y de la propia Champions, ya que el derbi ante el Atlético se resolvió de forma agónica en el minuto 93. Aquel saque de esquina, ejecutado por Luka Modric y culminado por Sergio Ramos con un testarazo para la posteridad, cambió la relación de los merengues con su torneo fetiche. Tras aquel título llegaron otros cuatro más, que pueden ser cinco en las próximas horas, en un ciclo igualmente de ensueño.