Sergio Ramos vivió una tarde complicada el domingo, cuando el Sevilla cayó derrotado ante la Real Sociedad (2-1) en una jornada para el olvido. Tanto el camero como Jesús Navas vieron la roja directa en el tramo final, de modo que causarán baja para recibir al Villarreal el próximo fin de semana, y el todavía presidente de la entidad (Pepe Castro) perdió los nervios minutos después de que Miguel Ángel Ortiz Arias hiciera sonar su silbato por última vez.
"Yo lo siento por familiares y amigos. Son los primeros que te echan cosas en cara cuando te reúnes con ellos. Mi padre es el primero que me reclama que el equipo debe ganar y, por supuesto, entendemos la frustración de la gente. Cuando perdemos, en momentos así de delicados, también necesitamos ese cariño", explicó el futbolista con pasado en el París Saint-Germain, que también se la juega esta semana.
El Pizjuán, un "infierno"
"Es una oportunidad única en una competición especial como es la Champions y conseguir la victoria es vital. Queremos aprender de los malos resultados, pero no es momento de mirar atrás. El equipo ha venido trabajando en una dinámica muy buena y creo que nada nos debe descentrar de eso. Tenemos que poner el foco en seguir creciendo y seguir mejorando", indicó el veterano defensor en rueda de prensa.
"Es una final y no hay margen de error. Habrá que mantener la concentración desde el primer minuto hasta el último. He tenido la suerte de vivir noches mágicas e inolvidables, también como sevillista. Ojalá seamos uno y sintamos ese calor que sólo se vive aquí en Nervión porque la afición es un factor importante. Espero que el estadio sea un infierno para el rival y vean que aquí no gana cualquiera", continuó Sergio.
Elogios a De Jong
También hizo referencia al PSV, que consiguió sacar un empate en la ida tras verse por debajo en el marcador hasta en dos ocasiones: "Nos enfrentamos a un grandísimo rival, al que conocemos bien porque sabemos cuáles son sus virtudes y debilidades. Tendremos que aprovecharlas. No es casualidad que hayan ganado todo en su liga. Mañana debe salir un partido perfecto, por nosotros y por devolverle a la afición el cariño. Creo que debemos darle esa alegría después de tanto tiempo".
"Es un delantero que tiene gol y va muy bien por arriba. Ellos basan el juego en la salida al espacio con él para bajar el balón y caer por los dos bandas, que son muy rápidos. Destacaría el colectivo antes que el aspecto individual pese a que se trata de un jugador fuerte, con envergadura y difícil de marcar. Sabemos cómo hacerlo, pero hoy no será el día en que te diré cómo", comentó cuando le preguntaron por la figura de Luuk de Jong, que volverá a la que fue su casa.
"A muerte" con Diego Alonso
"El fútbol tiene esas cosas: a veces juegas mal y ganas, otras veces juegas bien y pierdes. Nunca tienes una respuesta cierta en un deporte en el que influyen los pequeños detalles porque, con la calidad que hay hoy día, marcan la diferencia. Desde la llegada del míster hemos estado entrenando bien e intentando absorber de la mejor manera posible todo lo que nos transmite para poder plasmarlo en el campo. La gente se queda con el resultado, pero hemos hecho muchísimas cosas bien. Cuando empiezas a construir se requiere tiempo", analizó Ramos sobre la mala dinámica.
"Lo que debe de sentir nuestro entrenador es que el equipo está a muerte con él. Creo que no tiene ninguna duda de eso. Las decisiones que se toman desde arriba no pasan ni por el entrenador ni por los jugadores. Y si me preguntas a nivel personal, ojalá esté con nosotros mucho tiempo. Confiamos en él porque transmite cosas muy positivas y un criterio de juego que nos puede beneficiar. La desgracia es que sólo se miran los resultados. Nuestro análisis es más complejo", concluyó.