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Como de costumbre, Portugal tenía que vencer a los belgas y esperar que Georgia lograse sumar un punto contra Holanda al mismo tiempo para pasar a los cuartos.

Rui Jorge hizo otro cambio en su alineación, dejando en el banquillo a André Almeida, que ha sido uno de los más destacados del equipo, apostando por Francisco Conceição y cambiando la táctica a un clásico 4-3-3.

No hay manera de acertar

En el primer minuto, un increíble error de Samu Costa fue minimizado por un fallo aún más impresionante de Openda, que remató al poste a puerta vacía y, en el rechace, Celton Biai logró detener el gol.

En el contraataque, le tocó responder a Portugal a través de la zurda de Pedro Neto, que disparó desde fuera del área ante una buena parada de Vandevoordt. Antes del minuto 10, un disparo desde fuera del área acabó en los pies de Fábio Silva, en posición privilegiada, pero el portero belga volvió a responder con buenos reflejos.

Los portugueses ni siquiera tuvieron suerte en una jugada a balón parado. En la segunda parte, Samuel Costa remató de cabeza una falta lanzada por Pedro Neto, que fue desviada, y luego Samuel Costa cabeceó contra el cuerpo de De Ketelaere, que evitó involuntariamente el gol. A continuación, Celton Biai volvió a lucirse por partida doble, deteniendo primero la carrera en solitario de Balikwisha y saliendo después a los pies del delantero.

¿Quo vadis, Portugal?

En contraste con la derrota de la primera jornada ante Georgia, en la que los pupilos de Rui Jorge parecían tener un estilo de juego y una idea de posesión controlada y pases cortos, Portugal se mostró desarticulada. La mala comunicación entre los jugadores -con ideas diferentes sobre cómo amenazar la portería contraria-, la poca creatividad colectiva y sólo las carreras individuales marcaron la diferencia.

Además, hubo poca solidez defensiva y poco juego en el centro del campo. Muchas cosas malas y pocas buenas. Lo mejor fue incluso la noticia del gol de Georgia en el otro partido del grupo, pero Holanda acabaría empatando en el descanso.

Dúo improbable

Sin cambios en el descanso, la Selecção das Quinas salió algo mejor de los vestuarios. En los primeros segundos, João Neves sacó un córner al poste y en el segundo, Fábio Silva, con todo a favor, midió mal el balón y se marchó desviado de la portería.

Pero la pareja volvería a combinarse y con el acierto deseado. A los 56 minutos, un buen esfuerzo de Fábio Silva impidió que el balón saliera por la banda, el delantero sacó un centro que se desvió en la espalda de un defensa y, lleno de efecto, cayó en un globo en la zona central a la entrada del área donde apareció João Neves para rematar de primeras, sin ocasiones para Vandevoordt.

Mathijssen retiró sin reparos a Matazo y Ramazani, dando entrada a Vertessen y Raskin, y Rui Jorge aprovechó para hacer algunos cambios discutibles. Francisco Conceição, que estaba siendo un quebradero de cabeza para De Cuyper y uno de los mejores jugadores sobre el terreno de juego, se marchó para dejar paso a Diego Moreira.

Más de lo esperado y aconsejable

Los cambios tuvieron un efecto inmediato... para los belgas. Cuatro minutos más tarde, Openda tuvo demasiado espacio por la derecha para despejar un centro y Vertessen apareció en el segundo palo para restablecer el empate.

Ahora era el turno de Rui Jorge de responder a través del banquillo, con las entradas de Henrique Araújo y André Almeida ¿por Fábio Silva y João Neves? Desde la distancia es difícil dar sentido a estos cambios, ya que la opción de sacar a los tres mejores jugadores sobre el campo es discutible. Desaconsejable es quizás el término más adecuado.

Más aún cuando Diego Moreira, en el mediocampo defensivo, intentó jugar y casi le regala a Bélgica el gol de la remontada. Sólo queda dar las gracias a Vertessen, que desperdició la ocasión de ser el héroe del partido al disparar por encima de la portería en la cara de Celton Biai. En la otra área, Samu Costa intentó sorprender con un remate acrobático.

Openda volvió a sorprender al introducir el balón en la portería, pero estaba en posición adelantada. Pedro Neto fue el hombre objetivo de la selección, asumiendo el juego ofensivo y buscando varias soluciones. En una de ellas, rompió por el centro y, en superioridad numérica, sirvió a Diego Moreira en el área que, en un primer remate, lanzó el balón a la luna.

La afición se aferra a la fe

Si no era sufrimiento no era cuento. En el minuto 87, en un mal despeje lanzó el balón al cielo en el área belga y, en el suelo, Debast propinó un codazo inexplicable a Henrique Araujo. El árbitro Willy Delajod no tuvo dudas, pitó la pena máxima y mostró tarjeta amarilla. Tiago Dantas, el capitán del equipo, empezó el partido con convicción y disparó fuerte y bien colocado para marcar el gol de la victoria.

Le bastó esperar a que corrieran los minutos para alejar el peligro del área de Biai. Portugal supo meter el partido en el congelador y no tuvo grandes problemas para contener a una Bélgica que sólo tuvo corazón. Sonó el pitido final, pero los portugueses aún tuvieron que esperar para respirar aliviados.

En el otro partido del grupo, Georgia pasó de verdugo a improbable aliado, al no pasar del empate ante Holanda, lo que permitió a la Selecção das Quinas clasificarse en segunda posición para cuartos de final. Su rival será Inglaterra.

Jugador del partido Flashscore: Tiago Dantas (Portugal).