Roman Yaremchuk aterrizó en Mestalla con la esperanza de recuperar su olfato goleador. Brilló con luz propia cuando militaba en el Gante, con 61 tantos y 18 asistencias en 152 participaciones, y está muy lejos de esos fantásticos registros que cosechó en la Jupiler Pro League. La cesión al Valencia, que caduca en poco más de cinco meses, es una oportunidad idílica para resurgir en un campeonato que recibe miradas desde todas partes del mundo.

Una fantástica incorporación de José Luis Gayà por la banda izquierda, hasta la mismísima línea de fondo, permitió que rematara dentro del área sin oposición alguna. Y lo hizo con un soberbio golpeo de primeras, sin margen para que Filip Jörgensen reaccionara. Así se empieza un partido, y es que apenas habían transcurrido tres minutos desde que Jesús Gil Manzano hizo sonar su silbato. Pepelu se encargó de completar la fiesta con dos efectivos lanzamientos desde el punto de penalti, el primero antes del descanso y el segundo tras el paso por vestuarios (3-0).

Yaremchuk, llamado a tener un papel principal y ser la principal referencia en ataque, había disputado una docena de jornadas hasta el duelo de este martes, marcado en lo sentimental por el regreso de Marcelino García Toral a la que fue su casa (además de algunos jugadores). Sin fortuna en el torneo doméstico, sí que había visto portería en la Copa del Rey, aunque estos chicharros ante rivales tan inferiores -como el Arousa- apenas suelen servir para engordar las cifras.

Su rendimiento tiene poco que ver respecto al de la pareja ucraniana que milita en el Girona. Viktor Tsygankov (tres dianas y tres asistencias) y Artem Dobvyk (once y seis respectivamente), sobre todo este último, se han convertido en dos de los principales argumentos de un equipo que sueña con adjudicarse el título. Sin embargo, el ex del Benfica, que nació un par de años antes que sus compatriotas, es quien más veces ha marcado con la selección absoluta (13).