El Athletic Club de Bilbao se divirtió el pasado fin de semana a costa del Atlético de Madrid, muy superado durante prácticamente todo el partido, y afrontaba este nuevo reto como el contexto ideal para alcanzar los 35 puntos que suman los colchoneros. Segundo compromiso consecutivo en casa, esta vez ante la Unión Deportiva Las Palmas y sin tanta fiesta como el domingo, en busca de asegurar la quinta plaza antes de terminar el año.
Los locales, como acostumbran, trataron de presionar con un buen puñado de efectivos en campo rival (hasta ocho en alguna ocasión). Si ya de por sí es una seña de identidad para el equipo de Ernesto Valverde, más trascendencia tenía este miércoles por el rival que estaba al otro lado, que casi siempre descarta aquello de rifar posesiones. La confrontación de estilos era previsible en la previa y se cumplió a partir del pitido inicial.
Las áreas, protagonistas
Marvin Park, incisivo y constante en la banda derecha, se convirtió en la gran amenaza visitante. Un fantástico desmarque diagonal le permitió ser víctima de una infracción dentro del área, aunque la decisión tomada por Munuera Montero sufrió un giro radical cuando recibió la llamada desde la sala VOR. Interpretó que Aitor Paredes había cargado de forma legal contra el canterano del Real Madrid y, por tanto, anuló la pena máxima.
Álvaro Valles, una de las revelaciones de LaLiga, frenó a Iñaki Williams en un escorado mano a mano que se convirtió casi en una partida de ajedrez. El internacional con Ghana amagó y el guardameta adivinó sus intenciones de definir vaselina mediante. Luego, su hermano probó desde la banda izquierda con un centro que llevaba cianuro. Pese a estas llegadas, las dificultades para crear peligro eran mayores en comparación a la visita del Atleti a San Mamés.
Paradójicamente, del no penalti para los amarillos se pasó a una oportunidad similar en el área contraria. Mika Mármol agarró de la camiseta a Gorka Guruzeta y el colegiado castigó dicha acción con lanzamiento desde los once metros. Y si el otro día falló Oihan Sancet, esta vez fue el ex de la Sociedad Deportiva Amorebieta, que se estrelló con el arquero sevillano, decisivo para los suyos con una intervención casi mecanizada (como esos porteros de feria cuyos movimientos son regulares).
Valles, al borde de la perfección
El plantel comandado por Francisco Javier García Pimienta contaba con motivos suficientes como para creer, incluso, en la victoria. Aunque les costó encontrar el último pase, habían llegado al arco local en repetidas ocasiones, con bastantes efectivos, y tampoco habían sufrido en exceso. Julián Araujo, de hecho, estuvo cerca de firmar el 0-1 antes del descanso en una sorprendente aparición que pilló con los pies cambiados a la zaga rojiblanca.
Álex Berenguer salió al campo tras el paso por vestuarios y revolucionó el apartado ofensivo. Y tardó muy poco en hacerlo, ya que obligó al portero a poner en juego su salud con una espectacular parada sobre la línea. Era un duelo de tú a tú entre dos futbolistas con ganas de ser héroes antes de cerrar el 2023. También se colaron en esa terna Sandro Ramírez, que activó su cañón a través de un trallazo desde la frontal, y Unai Simón, quien respondió de manera magistral.
Incluso cuando el mayor de los escollos estaba superado, aparecía otro nuevo (Araujo en una acción providencial) para frustrar el ansiado chicharro. El Athletic, en cambio, insistió hasta el desenlace y encontró el premio cuando ya agonizaba el choque (94'). El cachorro Unai Gómez se convirtió en un león gracias a un contraataque originado a raíz de una pérdida del ya citado Sandro, que reclamó falta. A pesar de lo ocurrido, los de García Pimienta serán novenos hasta, como mínimo, enero.
Jugador Flashscore del partido: Álvaro Valles.
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