James Rodríguez, una estrella que aguarda para iluminar el cielo de Vallecas
James Rodríguez es una estrella en Colombia y, por momentos, lo fue también en clubes como Mónaco, Real Madrid o Bayern de Múnich. Su currículo es envidiable y está fuera de dudas, aunque igualmente incluye otras experiencias recientes en destinos que son más exóticos que glamurosos (véase el Al Rayyan o el Sao Paulo). Ahora, el líder de la selección cafetera está afrontando una nueva etapa en LaLiga EA Sports y a menos de 10 kilómetros del Santiago Bernabéu.
Pese a que parecía estar fuera de la élite, su adiós al equipo brasileño y su formidable papel en la Copa América -finalista y elegido MVP del torneo- hicieron que volviera a estar en el radar de un buen puñado de aspirantes a hacerse con sus servicios. El hecho de querer volver a la capital española resultó determinante para aterrizar en el Rayo Vallecano, donde recientemente jugó Radamel Falcao, otro ídolo nacional.
James se incorporó tarde, ya con la temporada empezada, pero a lo largo del presente mes ha demostrado que está listo para jugar -dejó buenas sensaciones en la igualada ante Perú y, apenas tres días más tarde, fue esencial para tumbar a la Albiceleste-. Y con esa fantástica carta de presentación, incluyendo gol y asistencia en el mencionaado duelo contra la campeona del mundo, llegó a Vallecas, donde aún se le resiste la titularidad.
Sin presencia en Girona
El anuncio de su fichaje tuvo lugar el 26 de agosto, pero se quedó fuera de la lista frente a Barcelona y Espanyol. Fue entonces cuando encaró la ventana internacional, en la cual quedaron atrás las dudas respecto a su estado físico. Y al fin, allá por el 16 de septiembre, con bastante más rodaje a nivel de entrenamientos, tuvo lugar su esperado debut (3-1 contra Osasuna). Eso sí, fue algo casi anecdótico porque entró al campo en el minuto 87.
En la penúltima jornada, ante un viejo conocido como el Atlético, dispuso de algo más de un cuarto de hora para poner en práctica su indiscutible calidad. El choque estaba empatado a uno, tal y como terminó, un resultado de lujo en comparación al 0-7 del curso anterior; y su entrada no influyó ni en el juego de los anfitriones ni en el electrónico. Y este miércoles, por el contrario, ni siquiera saltó al césped en la visita a Montilivi.
“El otro día lo intenté explicar. Mis cambios siempre van a ir en la dirección de intentar modificar o alterar el partido, en este caso, o que permanezca como está si me está gustando. Los jugadores que entraron eran de otras características para poder sostener un partido que lo estábamos sujetando con pinzas. A eso se debe", comentó Íñigo Pérez en la rueda de prensa posterior al empate a cero frente al Girona.