El futuro de Joao Félix (23) sigue siendo desconocido. Su cesión al Chelsea fue una prueba muy evidente de que el jugador, como le pasó a Saúl Ñíguez (28) aunque en un contexto diferente, es prescindible para Diego Pablo Simeone (53). La relación entre ambas partes está bastante deteriorada y la continuidad del argentino parece difícilmente compatible con la del luso.

"Me encantaría jugar en el Barça, siempre ha sido mi primera opción. Siempre fue mi sueño desde niño", comentó el ex del Benfica, quien le declara su amor a un club que también querría contar con él. Parece una unión platónica que, a corto y medio plazo, es casi imposible de ejecutar. Tiene contrato hasta el 30 de junio de 2027 y la situación económica de los azulgranas es comprometida.

Este es el último capítulo de un divorcio que está consumado. Ni Simeone lo quiere ni él pretende seguir su carrera como rojiblanco. La contradición radica en el hecho de que renovó su contrato hace unos meses, quizá para que la entidad del Metropolitano pueda mantenerse en una postura todavía más fortalecida de cara a una posible negociación, y a efectos legales están vinculados por cuatro años. 

Su experiencia en territorio londinense tampoco ayuda a la hora de aumentar el número de interesados. Empezó con mal pie (tarjeta roja y tres encuentros de suspensión) y marcó cuatro goles en 20 participaciones sin llegar a consolidarse en el once titular. El verano es largo y todo puede pasar con Joao, que mira hacia la Ciudad Condal con los mismos ojitos de ilusión que un bebé a su madre.