Dudas, dudas y más dudas. En el Real Madrid se respira un aire extraño. No es una brisa de agosto que enriquece, tranquiliza o emociona. Es, por el contrario, un viento frío, helado y hostíl. Después de la pretemporada, el balance, tanto de la directiva como del cuerpo técnico, parte de una idea: existen muchos puntos por mejorar.
El rendimiento ha sido bajo. Sólo ante el Manchester United el Real Madrid compitió. Ni contra el Barça, ni contra la Juve el club merengue expuso conexión, despliegue o interés. Sin Karim Benzema el frente de ataque extraña a un generador de juego espectacular. Sin Modric y Kroos (serán suplentes tras el arribo de Bellingham), el mediocampo parece endeble.
La defensa y la portería siguen prácticamente iguales a la temporada pasada. Sin embargo, es evidente que la última línea no es el fuerte de un equipo dirigido por Carlo Ancelotti.
Mbappé, la única solución
En el mes que inicia LaLiga, no está clara la alineación que empleará Ancelotti durante la temporada. En teoría, el italiano apostará por un 4-2-2, modificando el 4-3-3 que le brindó a los españoles las recientes cinco Champions.
Para algunos, el dibujo de Ancelotti puede solucionar los contratiempos de la pretemporada. Para otros, sólo el aterrizaje de Mbappé salvará a un equipo que, sin duda, extraña más de la cuenta a Benzema y ve como las carreras de Modric y Kroos empiezan a apagarse.
El club blanco tiene hasta el 31 de agosto (fecha en la que cierra el mercado) para contratar a Mbappé. Desde París aseguran que el jugador ya tiene un acuerdo de palabra con el Real Madrid, desconociendo si llegará este verano o en 2024.
Florentino Pérez no tenía prisa. No obstante, tras la desastroza pretemporada puede que hubiera cambiado de parecer.