Pezzella frustra al Girona y mantiene la resistencia del Villamarín (1-1)
Después de que se guardara un minuto de silencio en memoria del periodista Antonio Burgos y de que LaLiga evidenciara cuál es su postura sobre LaLiga (esta vez con el lema 'Gánatelo en el Campo' tras la resolución del Tribunal de Justicia de la Unión Europe), el balón empezó a rodar en el Benito Villamarín. Y menudos los protagonistas: el Real Betis, un equipo que siempre atrae con su fútbol vistoso, y el Girona, la gran revelación del fútbol europeo.
Faltaba Isco Alarcón, uno de los nombres propios de la temporada, pero había alicientes de sobra. El joven Pablo Torre se convirtió en la gran novedad del once visitante, sin Viktor Tsygankov por nuevos problemas físicos. Esta misma razón (unas dolencias en el tobillo para ser más precisos) provocó que Héctor Bellerín saliera del campo antes de alcanzarse el cuarto de hora. Después, también durante la primera parte, David López se vio obligado a abandonar el terreno de juego.
Pena máxima para el Betis
Ambos conjuntos son amantes del esférico y esa lucha, claro, podía condicionar el guion del envite. Los de Montilivi, incluso generando cierto murmullo en la grada, se hicieron dueños de la posesión. Yan Couto, habitualmente hiperactivo en su banda, empezó a adquirir protagonismo. Pésima noticia para el rival que sea porque sus incursiones generan pavor. Entretanto dominio, Ayoze Pérez, tras un control magistral y un remate nefasto, recordó que los suyos estaban presentes.
A partir de entonces se animaron los verdiblancos, que encontraron a Assane Diao en un sobresaliente transición. Muy forzado y casi a trompicones, el internacional español la mandó por encima del larguero cuando ya tenía encima al Paulo Gazzaniga. La grada empezaba a animarse y el meta argentino intervino al fin tras un disparo seco de Willian José en el minuto 25. El líder sufría algo más que en otras ocasiones y Míchel Sánchez se inquietaba en el área técnica ante el pequeño bache de juego.
Con los locales algo volcados hacia el otro lado del campo, Sávio Moreira apareció por el costado izquierdo y, después de un recorte sublime, fue atropellado por un Aitor Ruibal demasiado excitado -había entrado al verde un rato antes-. El árbitro del partido, Ricardo de Burgos Bengoetxea, ni siquiera se lo pensó. Eso era penalti. Artem Dovbyk engañó a Rui Silva y estableció el 0-1 cuando ya se acercaba el descanso (39').
Un 'Giro-Nada' esperado
Pasaron menos cosas, poquísimas, en el segundo acto. La inercia del resultado obligó a los sevillanos a mantener una actitud proactiva. Gazzaniga, sin embargo, apenas sudaba. Un tiro lejano y poco más. Se había llevado algún que otro susto, clara, como cuando Ez Abde buscó a Borja Iglesias con la cabeza tras un centro medido desde la derecha. El Panda, que todavía no ha visto portería en el torneo doméstico, tuvo poca fe en una jugada algo justa -por una posible posición antirreglamentaria-.
Las llegadas de los anfitriones eran, al menos muchas de ellas, bastante desordenadas. Faltaba claridad. Faltaba Isco. El ajustado marcador, en cambio, dejaba todo en el aire. Y una acción a balón parado, con varios rechaces, Pezzella golpeó con convencimiento y la coló por la escuadra. El público enloquecía. Su Betis mantenía el invicto en casa -sin incluir la Copa del Rey-, que peligró tras un intento desviado de Blind, y amargaba así la Navidad a la escuadra de moda.
Jugador Flashscore del partido: Germán Pezzella.
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