Qué manera de sufrir la del Madrid en Balaídos (1-2)
Centro de datos del Celta-Real Madrid
Sorprendió Ancelotti de salida con tres centrales, con Tchouaméni junto a Militao y Rüdiger. Lejos de incordiar al rival, le facilitó las cosas. Cuando perdían la bola, a los delanteros vigueses les aparecía un paraíso de espacios abiertos. Aún estará Swedberg pensando cómo pudo Courtois ganarle el mano a mano para evitar el gol céltico. Lamentos en Balaídos porque esas ocasiones no se pueden perdonar. Y cabreo monumental de Ancelotti con los suyos ante los desajustes defensivos. No sería el último.
A pesar de ello, no se puede negar que al Madrid le va esa marcha de partidos a ida y vuelta. Respondió de inmediato con una contra finalizada por Valverde, el que nunca descansa, que sacó Guaita bien colocado. Pero ya no pudo el meta detener el derechazo de Mbappé desde la frontal. Un misil para reivindicarse después de aprovechar una pérdida de Fran Beltrán. Grosero error que costó muy caro.
El 0-1 pareció enfriar a los pupilos de Giráldez, que ya no llegaban con tanta claridad al arco blanco. Y eso que Borja Iglesias colocó un balón en el fondo de las mallas. Fuera de juego claro que ni protestó. Más cerca estuvo Vinícius en dos oportunidades de marcar el segundo, aunque más por ramalazos individuales que por juego colectivo. Sigue faltando un organizador y Camavinga, que es muchas cosas, no lo es.
Agujero central
En la reanudación, Bellingham se marcó una jugada maradoniana en la que no acertó, ya ciego de balón, con el disparo, demasiado cruzado. Fue lo único positivo del Madrid en ese inicio de segunda parte. Otra vez mal colocados en la zaga, el Celta, que tiene futbolistas de clase, de 'toco y me voy y vuelvo y te la escondo', los desnudaba una y otra vez. Así llegó el premio para los anfitriones tras una excelente triangulación, la quinta asistencia en Liga de Mingueza y el remate a placer de Swedberg, indetectable para los tres centrales.
El intercambio de golpes, lejos de detenerse, continuó con más ahínco. Vinícius marcó, pero Mbappé, su asistente, había recibido en fuera de juego.
Cuando 1+1 es igual a 2
Se hartó Ancelotti, enfadado como nunca con sus futbolistas, con el árbitro y hasta con el chicle que mascaba. A la hora de partido, se olvidó de inventos y volvió a la normalidad, al 4-3-3 con Modric ya en el campo. En dos minutos, el croata fue quien leyó el desmarque de Vinícius para dejarle solo ante Guaita y que marcara el 1-2.
Lejos de venirse abajo, los olívicos siguieron llegando con facilidad a portería. A Bamba le negó el gol Courtois. A Mingueza se le escapó por poco su zurdazo. Sufría el Madrid como nunca. Y así continuó hasta el final, cuando en el añadido tuvo Douvikas el empate. Pero no acertó y los blancos sumaron un triunfo muy valioso antes de afrontar el Clásico la próxima semana.
Jugador Flashscore del partido: Camavinga (Real Madrid)