Trampas, monstruos y paraíso: cómo Javier Aguirre y los dueños transformaron al Mallorca
Javier Aguirre (64) es el tipo de hombre que a veces divide opiniones, pero no se puede negar que es una compañía apasionante. Es extremadamente carismático, a menudo con una gran sonrisa en la cara, y se muestra muy educado cuando se reúne con un grupo de periodistas en la sala de prensa.
Mientras que muchos entrenadores actúan como si prefirieran una endodoncia a hablar con la prensa, Aguirre parece feliz de compartir sus visiones y objetivos de su actual club, el RCD Mallorca.
La citada declaración llegó tras ser preguntado por su opinión sobre el estado actual del VAR en el fútbol español.
"¡Me encanta el VAR! Me encanta porque crea justicia. Si hay un fuera de juego claro y el juez de línea no lo vio, vale, entonces el VAR es perfecto. Los árbitros sufren mucha presión, vale, a lo mejor se equivocan, claro que sí. Yo también, todos nos equivocamos", explica Aguirre, antes de contar lo mucho que los jugadores intentan engañarle incluso a él en el campo de entrenamiento.
Lo hace con desparpajo, como cuando hace poco llamó "monstruo raro y feo" al máximo goleador del equipo, a lo que el aludido, Vedat Muriqi (29), respondió: "Tiene razón, lo soy. Y tampoco él es guapo".
Uno sospecha que Aguirre se habría partido de risa al oír esa respuesta, y las bromas dicen mucho sobre el estado del Mallorca en estos días. Fundado en 1916, el club ha pasado por momentos difíciles en los últimos años, que culminaron con el descenso de la por entonces llamada Segunda B en 2017. La tercera categoría del fútbol español.
En marzo de 2022 el club se encontró con una racha de seis partidos perdidos en LaLiga, cuando llegó Aguirre. Tras perder su primer partido en el cargo, las cosas empezaron a mejorar. El Mallorca se aseguró, en la última jornada, otra temporada en la élite, antes de acabar noveno la temporada pasada. Sólo tres puntos separaron a los bermellones de alcanzar la Conference League. Una gran mejora que, obviamente, refuerza la pasión de Aguirre por entrenar en la isla.
"Para mí es muy fácil. Es una gran familia. Los jugadores, el jardinero, el personal de cocina, todo el mundo, es como una extensión de mi casa", explica Aguirre con otra gran sonrisa, antes de afirmar lo obvio.
"Estoy muy a gusto, muy feliz aquí en Mallorca. Me resulta muy fácil hacer mi trabajo, ya sabes, soy el más veterano de todos, el que más experiencia tiene. Es la situación perfecta y un lugar muy agradable para desarrollar el juego".
El desarrollo ha sido clave desde que el estadounidense Andy Kohlberg invirtió allá por 2016 con el club endeudado en 45 millones de euros. Siete años después, el estadio ha sufrido una remodelación integral y Kohlberg ha incorporado a dos leyendas de la NBA, Steve Kerr y Steve Nash, como principales accionistas.
La afición ha respondido esta temporada con una venta récord de abonos, señal inequívoca de su adhesión al proyecto lanzado por Kohlberg y compañía, y Aguirre insiste en la necesidad de que se impliquen más mallorquinistas.
"Tenemos que desarrollar la cantera del Mallorca. Hemos perdido a Kang-In Lee (22 años) y hemos traído a dos o tres buenos jugadores. Pero en mi opinión, tenemos que poner dinero en la academia. Necesitamos buenos directivos, buenos entrenadores, buenos profesores. Tienen que ir a la escuela; tienen que comer bien. Tenemos que desarrollar eso", subraya Aguirre, que señala que esa es la mayor diferencia respecto a cuando entrenaba a Osasuna.
"Allí tenía en torno a un 80% de jugadores navarros en la cantera, que era fuerte y tenía 16-17 jugadores de la cantera en mi equipo. Ahora mismo, tenemos tres o cuatro de la isla. Necesito más que eso, porque los jugadores locales sienten al equipo".
Cuando Kohlberg y su equipo se hicieron cargo del club en 2016, Graeme Le Saux (54), un grande de la Premier League, llegó para ayudar a evaluar en qué estado se encontraba el club. Le Saux sigue desempeñando un papel de enlace hasta la fecha y es capaz de verificar que ya se han producido muchos cambios en el club que sensacionalmente terminó tercero en 1999.
"Cuando llegamos, no teníamos cantina para los jugadores. Eso no me gustó nada. Los españoles, los italianos, los franceses se pasan el día hablando de la calidad de un café y, sin embargo, estás en un club de fútbol español y no hay comedor para los jugadores antes o después del entrenamiento. Para mí, ésa era una de las infraestructuras clave que necesitábamos", explica Le Saux sobre una de las mejoras realizadas tras una inversión de 60 millones de euros por parte de los propietarios.
El tiempo dirá en qué acaba todo esto, pero no cabe duda de que Javier Aguirre está encantado.
"Es muy agradable estar aquí. Creo que somos una especie de familia. Es un paraíso".
Sigue al Mallorca este fin de semana cuando se enfrente a la Real Sociedad, con Flashscore.