El partido había comenzado con el guión esperado. Mendilibar, en su debut en el Pizjuán, quería que los suyos tomaran la iniciativa y abriesen el juego por las bandas. El Celta, con Carvalhal fiel a su idea, esperaba bien organizado a la espera de alguna contra eléctrica. Pero todo cambió por la expulsión de Gueye por doble amarilla, una por sacar el codo a pasear y la otra por un pisotón a Iago Aspas, silbado desde entonces en cada balón que tocaba.

Con uno menos, el técnico local colocó a Suso junto a Fernando en el doble pivote a la espera de que Nianzou calentase. Pero conforme pasaban los minutos, más le gustaba lo que veía y decidió no mover nada. Y eso a pesar del casi autogol que se marca Badé al despejar un balón en línea de gol tras una acción de genio de Aspas. El de Moaña dejó pasar un centro de Hugo Mallo, engañó a Dmitrovic y sólo la aparición del central sevillista impidió que Seferovic rematase a puerta vacía. 

En-Nesyri desafía la ley de la gravedad

Más allá de esa oportunidad, el Celta no era capaz de mostrar su superioridad. Lo notó el Sevilla, que se fue acercando más y más a los dominios de Iván Villar. Y de un córner botado por Suso llegó el testarazo de En-Nesyri adelantándose a todos en el primer palo. Quién le ha visto y quién le ve. Claro que contó con la ayuda de los defensas vigueses, que se fueron a disfrutar de las procesiones del Viernes Santo para que el marroquí celebraba el 1-0.

Algo debía cambiar el entrenador celeste para la segunda mitad. Estaba claro que Mendilibar iba a retrasar varios metros la línea defensiva, así que Carvalhal fue metiendo todo su arsenal ofensivo poco a poco. Probó primero con Luca de la Torre. Y luego fueron entrando Paciencia y Larsen. Fue el portugués, después de una brillante asistencia de Aspas, quien tuvo la mejor ocasión, pero su remate en boca de gol acabó en el palo. 

Acuña, un terremoto 

Los de Nervión no se amilanaron con esa acción, ni mucho menos. ¿Que llevaban ya una hora con uno menos? Pues a correr más como si no hubiera un mañana. Acuña era el ejemplo. Defendía y atacaba. Suyo fue un centro a En-Nesyri que este mandó fuera cuando tenía mejor posición que en el gol. Eso también es el norteafricano.

Pero no contento con pasar, Acuña también probó el disparo. Claro que quién se iba a imaginar que iba a disparar ¡¡desde Argentina!! Robó la bola, se la preparó a 30 metros y tiró con fe y con calidad para sorprender a Villar y marcar el 2-0 en el minuto 80. Golazo es poco.

Haz en cuatro minutos lo que no pudiste en 89

Parecía sentenciado el partido. Un meritazo enorme para un equipo que fue capaz de disfrutar incluso con uno menos... pero los encuentros duran noventa y tantos minutos. Y no se puede cantar victoria antes de tiempo. En el 89 por fin el Celta fue capaz de encontrar un agujero en la meta de Dmitrovic. El canterano Miguel Rodríguez acertó con un disparo ajustado al palo desde la frontal para ponerle emoción al asunto con el 2-1. Y apenas tres minutos después, un centro desde la derecha lo cazó 'a lo En-Nesyri' Gonçalo Paciencia para enmudecer el Pizjuán. 

Fue tal la decepción del 2-2 que a Acuña, el mejor del partido, se le fue la pinza y acabó expulsado por decirle algo al árbitro. Un empate que supo a gloria a los gallegos y a muy poco, poquísimo, a unos andaluces que vieron cómo se esfumaban dos puntos en un abrir y cerrar de ojos. 

Jugador Flashscore del partido: Marcos Acuña (Sevilla).

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