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Chivas: la lucha por mantener su identidad nacionalista en una liga cada vez más global

Paco Esga
Alan Mozo, de Chivas
Alan Mozo, de ChivasHECTOR VIVAS/ Getty Images South America/ Getty Images via AFP
El inesperado adiós del argentino Fernando Gago del cargo como entrenador del equipo provocó una reacción en cadena en futbolistas y afición del Club Deportivo Guadalajara, mientras se vuelve a analizar si la filosofía de jugar con sólo mexicanos sigue siendo viable en la actualidad.

Durante décadas, el fútbol mexicano escuchó, vivió y confirmó un mantra que se originaba desde el equipo que era el más emblemático del país en esa época y su enfoque nacionalista, su capacidad de convocatoria con la gente y por tener a los mejores jugadores del país: “Si a Chivas le va bien, a la selección mexicana le va bien”.

 A mitad del siglo pasado, en tiempos en los que las autoridades del país priorizaron el crecimiento interno y la mexicanidad, que siempre había estado a flor de piel de la ciudadanía, se solidificaba más que nunca, el Club Deportivo Guadalajara se convirtió en un acervo cultural con su filosofía de sólo jugar con futbolistas nacidos en México.

Y aunque se pueden tomar como ejemplos las vidas de Salvador Reyes y Héctor Hernández, dos de los futbolistas más laureados y grandes en la rica historia del club, que se convirtieron en celebridades de la vida nacional, tal vez el caso que mejor ejemplifica el impacto del Guadalajara en el argot cultural mexicano fue el de José ‘Jamaicón’ Villegas

Mexicano hasta el tuétano y antes que cualquier otra cosa, el futbolista de Chivas se hizo célebre por manifestar sin disimulo su añoranza por el país que lo vio nacer en medio de giras internacionales con la selección mexicana. Tras una dura derrota de 8-0 en un amistoso frente a Inglaterra, lejos de explicar en términos futbolísticos lo que había ocurrido en el partido, Villegas se limitó a decir que su paupérrima actuación se había debido a que extrañaba mucho a su mamá y que llevaba una semana sin comer birria, un platillo típico de Jalisco. Desde entonces, y para siempre, cuando un mexicano sufre para adaptarse a un periplo en el extranjero, quien lo escucha lo diagnostica con el síndrome del Jamaicón. 

Una liga global y poderosa

Pero, aunque la grandeza y la popularidad de Chivas es marca registrada del futbol mexicano, su influencia y hasta su identidad han ido tambaleándose conforme han pasado las décadas, al mismo tiempo que el país se abría al mundo y mientras se consolidaba como una de las primeras 20 economías del mundo. Ese contexto de progreso también se estableció de a poco en la liga mexicana que, en la actualidad, es la más poderosa de Latinoamérica en términos económicos, junto con el Brasileirao. 

Lejos del enfoque social de varias ligas sudamericanas, los clubes mexicanos comenzaron de a poco a convertirse en sociedades anónimas, impulsadas por el crecimiento económico –por lo general sostenible durante varios años— y por el interés de los empresarios en involucrarse en el fútbol, más por una cuestión de estatus que económica. 

Y, en esa dinámica financiera, pronto comenzaron a surgir proyectos deportivos sólidos con buenas finanzas que comenzaron a atraer talento de primer nivel desde otras partes del mundo. En el norte de México se consolidaron Tigres, Rayados, Tijuana y Santos Laguna. Mientras que en el centro se afianzó Pachuca, Cruz Azul, León y, en menor medida, Querétaro, Atlético San Luis y Necaxa. Mientras que en el sur han surgido intentos en Chiapas, Oaxaca y Yucatán. 

Aunado a ello, cada vez llegan más futbolistas a México de países que antes no se contemplaban en el mapa de refuerzos para la mayoría de los equipos. 

Chivas, a contracorriente

Ese impulso y consolidación de varios equipos, y de la liga en general, terminó recodificando el estatus y los resultados de los campeonatos que se fueron suscitando. Para colmo, la gente del Guadalajara también tuvo que sufrir descalabros administrativos de su dueño, mientras veía a otros equipos consolidándose y ganando más seguido; entre ellos el Club América, el clásico rival de Chivas que lo rebasó en títulos de liga tras décadas de superioridad. 

En ese punto, la gente del Guadalajara –sobre todo las nuevas generaciones— han comenzado a preguntarse si la tradición de jugar sólo con mexicanos sigue siendo viable para su pasión. Con Chivas ganando un título cada 10 años, en promedio, es normal que el discurso de competir con nacionales sea cada vez más cuestionado, aunque a veces se dejen de lado cuestiones deportivas puntuales que han dejado al Guadalajara sin celebrar un campeonato más.

El último golpe a ese orgullo nacionalista lo dio Fernando Gago cuando el técnico argentino decidió irse a mitad del campeonato, al pagar la cláusula de su contrato, para asumir como entrenador de su querido Boca Juniors. Un golpe certero que dolió hasta en los propios jugadores y, para algunos, volvió a poner en el centro el tema de la mexicanidad del equipo y la incapacidad de encontrar entrenadores nacionales realmente con la capacidad concreta para dirigir a uno de los equipos más populares del país. 

A pocas jornadas que termine un nuevo torneo, Chivas deambula a la mitad de la tabla sin tener claro si podrá acceder a la fase final del campeonato y con un técnico interno, mientras su directiva ha dejado claro que se tomará el tiempo necesario para encontrar la mejor opción para el puesto de entrenador. Una dinámica que su gente ha pasado una y otra y vez, mientras otros equipos, mal que bien, consolidan proyectos con futbolistas extranjeros que le dan prestigio a la liga. 

Para esa gente, orgullosa de lo que su equipo representa, ha quedado el recuerdo de las proezas de las glorias pasadas y la añoranza de tiempos mejores. Todo mientras la pasión intenta no sucumbir a presiones externas y a la incompetencia de su directiva, al mismo tiempo que el debate de si el nacionalismo de sus cimientos sigue siendo viable en equipo con las presiones de un club grande que marca la pauta emocional de gran parte del país.