Gideon Mensah habla con Flashscore sobre su traspaso frustrado por el Barça
En el fútbol, los traspasos pueden hacer o deshacer carreras, impulsando a algunos jugadores al estrellato y relegando a otros a la oscuridad. Un movimiento decisivo puede impulsar a un jugador al estrellato, mientras que un paso en falso puede echar por tierra años de duro trabajo y dedicación.
Navegar por los vericuetos del mercado de fichajes no es tarea fácil. En torno a cada decisión se arremolinan las preguntas: ¿cuándo es el momento adecuado para fichar? ¿Qué club elegir? ¿Qué filosofía de entrenamiento se adapta mejor a su desarrollo? Es mucho lo que está en juego y las incertidumbres pueden ser desalentadoras, dejando que los jugadores reflexionen sobre las innumerables variables que podrían determinar su futuro.
Es fácil analizar a los jugadores que han triunfado o fracasado; sus historias están grabadas en los anales de la historia del fútbol. Pero, ¿qué ocurre con los que no consiguieron un traspaso? Esta zona gris evoca lo que podría haber sido, los sueños incumplidos y el potencial desaprovechado.
Cinco años después, a Gideon Mensah todavía le persiguen esos susurros. A los 21 años, su teléfono sonó con lo que él describió en una entrevista con Flashscore como "una oportunidad única en la vida": el Barcelona quería ficharlo.
De repente, Mensah se encontró al borde de la gloria, a punto de convertirse en el segundo ghanés en vestir la emblemática camiseta del Barcelona, siguiendo los pasos de Kevin-Prince Boateng.
En Ghana, apoyar al Barça es una religión. Cada vez que los culés están en acción, las calles y los pubs se pintan de rojo y azul por los apasionados seguidores, algunos incluso celebran victorias memorables en la iglesia.
Para innumerables jóvenes futbolistas ghaneses, el sueño supremo es jugar en gigantes como el Barcelona, el Real Madrid, el Manchester United, el Chelsea o el Liverpool.
Pero a diferencia de Boateng, que hizo realidad su sueño en el ocaso de su carrera, Mensah se encuentra en los albores de su carrera profesional, tras haber jugado sólo cuatro años, dos de ellos en la Academia de Fútbol de África Occidental (WAFA), una fábrica de talentos con sede en Ghana.
El lateral izquierdo se encuentra en una encrucijada, entre el atractivo de fichar por uno de los clubes más prestigiosos del mundo como suplente y la necesidad de disponer de minutos de juego regulares para desarrollarse.
La llamada del Barcelona
En el corazón de Austria, bajo el ardiente sol del verano, el mundo de Mensah estaba a punto de dar un vuelco. Tras una agotadora sesión de entrenamiento con el Red Bull Salzburgo, se retiró a su habitación, sin saber que su teléfono estaba a punto de sonar con una noticia que sería la bomba de su carrera.
La llamada llegó inesperadamente, con la voz de su agente cargada de emoción y urgencia. "El Barcelona está intentando ficharte ", susurró, con las palabras flotando en el aire como un espejismo tentador. Pero tiene que ser confidencial". En ese momento, el corazón y la mente de Mensah se aceleraron.
La operación, que aún estaba en su fase inicial, dependía del regreso de Eric Abidal de Brasil. El francés había viajado a Sudamérica en una misión para el club y se esperaba que cerrara el traspaso de Mensah a su regreso a Cataluña.
La propuesta era audaz: una cesión que permitiría a Mensah, joven talento ghanés, codearse con la realeza del fútbol como suplente de Jordi Alba. Era un billete de oro a la Liga, una oportunidad de entrenarse con la élite del Barcelona mientras era reclutado por el primer equipo.
Al caer la noche, Mensah se sorprendió a sí mismo murmurando en la oscuridad: "¿Esto ha ocurrido de verdad? La oportunidad parecía demasiado surrealista para un jugador que acababa de regresar de una cesión al Salzburgo, considerada superflua. Sin embargo, allí estaba, a punto de fichar por uno de los clubes más prestigiosos del mundo.
Los sueños de las soleadas playas de Barcelona y el rugido del Camp Nou obsesionaban a Mensah. "No podía dejar de pensar en el próximo vuelo a España", admite, el atractivo de la camiseta blaugrana casi tangible.
Pero los sueños son frágiles. Por la mañana, la noticia del posible traspaso había saltado a los medios de comunicación ghaneses, rompiendo el velo de secretismo. En un cruel giro del destino, el incumplimiento de la cláusula de confidencialidad hizo que el acuerdo se evaporara tan rápido como se había materializado.
"Al día siguiente, vi por todas partes en Ghana que el Barcelona me quería. Así que llamé a mi agente y le pregunté qué había pasado para no decirle nada a nadie. El agente también me dijo que no sabía cómo se había extendido la noticia".
En el espacio de 12 horas, el mundo de Mensah pasó de las vertiginosas alturas del horizonte barcelonés a un estado de desconcierto. A medida que la noticia se extendía por su país, Mensah se enfrentaba a la dura realidad de un sueño hecho añicos.
Mensah se separó de su agente y el Barcelona recurrió a Júnior Firpo. Sin embargo, en medio de la decepción, quedaba un rayo de esperanza.
"Nadie sabe lo que pasará en el futuro. Puede que vuelva a surgir la oportunidad de jugar en el Barcelona", afirma Mensah.
El lateral izquierdo firmó un nuevo contrato con un agente y finalmente se incorporó al Zulte Waregem en calidad de cedido por una temporada. El interés del Barcelona le ha recordado a Mensah lo lejos que ha llegado.
La influencia de un padre
A diferencia de muchos niños de Dunkwa, una pequeña localidad de la región central de Ghana, Mensah no tuvo que escaparse de casa para jugar al fútbol. Su camino hacia el fútbol no sólo fue alentado, sino orquestado por el sueño de un padre y el talento innato de un niño.
"Antes de que Gideon pudiera gatear, ya le había comprado un balón para que jugara", recuerda con orgullo William, su padre. Para el joven Mensah, el camino estaba claro: "Era el fútbol o nada más", recuerda.
Los polvorientos campos del Nimako FC se convirtieron en el segundo hogar de Mensah. Allí, bajo la atenta mirada de su padre, perfeccionó sus habilidades contra jugadores que le doblaban o incluso triplicaban la edad. Su talento era innegable y su progresión meteórica.
En un golpe de genio del marketing que haría morir de envidia a las empresas modernas de relaciones públicas, William orquestó una campaña que cimentaría la celebridad local de su hijo.
Vestido con su mejor camiseta y sus mejores zapatos, el joven Mensah fue fotografiado en el campo con un balón, y su imagen no tardó en adornar las paredes de la ciudad.
"Mis amigos no dejaban de llamarme para decirme que habían visto mi cuadro en la ciudad", recuerda.
A los siete años, el talento de Mensah llamó la atención del entrenador Zac, lo que dio lugar a un momento decisivo que marcaría su futuro.
Con un rendimiento superior al de su edad, Mensah ganó su primer premio "profesional": una jugosa suma de 50 pesewas. Compré gari, azúcar, cacahuetes y lo mezclé con agua para comer después del partido", recuerda, dando testimonio de los humildes comienzos de una futura estrella.
El entrenador Zac invitó a Mensah, que hizo el viaje de 33 km desde Dunkwa para unirse a los Bafana Bafana. El viaje no sólo puso a prueba su determinación, sino también la fe de su madre. Sus temores de perder a su hijo en el vasto mundo del fútbol se disiparon gracias a la fe de su marido en el destino de Gideon.
Su familia visitaba constantemente a Mensah, de siete años, en Obuasi para ayudarle a adaptarse. Un día, recibió una llamada de su padre, que le convenció para que ingresara en la Black Emancipation Academy de Saltpond, a unos 180 km al sur de Obuasi.
Como había hecho toda su vida, Mensah hizo caso a su padre y acudieron a las pruebas. Tras la primera sesión de entrenamiento, el presidente del club calificó a Mensah de "demasiado bueno" y no quiso que se fuera a casa. Así que William tuvo que volver a casa y traer las cosas de Mensah para que pudiera quedarse.
"Como padre, le di todo lo que tenía para que un día pudiera jugar al fútbol profesional", explica William.
Mensah tuvo su primera oportunidad de convertirse en profesional en los Milo Games 2009, el mayor torneo de reclutamiento de Ghana. Por desgracia, no logró impresionar, pero regresó un año después como capitán del equipo de la Región Central, lo que atrajo la atención de la prestigiosa Academia Feyenoord, más tarde conocida como WAFA.
A lo largo de su carrera, Mensah jugó como extremo izquierdo, centrocampista ofensivo o centrocampista defensivo. Pero las cosas cambiaron tras una sesión de entrenamiento.
Fue allí, en un momento de rapidez mental y adaptabilidad, donde Mensah encontró su verdadera vocación. Enfrentado a una dura competencia en el centro del campo y en el ataque, tomó una decisión táctica que definiría su carrera.
"Me di cuenta de que el lateral izquierdo no era muy bueno, así que decidí que quizá podría empezar ahí. Para mí, era una cuestión de supervivencia", explica Mensah.
Al principio, la idea de Mensah era cambiar de posición más adelante, pero cuantos más años pasaba en la academia, más le gustaba el puesto. Tal vez fuera el destino, ya que su padre, aunque diestro, jugó de lateral izquierdo en su época de futbolista.
Inspirado por jugadores como Marcelo, Mensah ha adoptado el papel del lateral moderno, combinando las tareas defensivas con el olfato ofensivo. "Elegirlo como ídolo me ayudó mucho ", recuerda Mensah, que admite que esta inspiración moldeó su hábil estilo de juego.
A los 13 años, Mensah hizo una prueba con el Lille, y pasó a jugar en la primera división ghanesa, donde su carrera tomó una trayectoria ascendente. Una estancia en el Salzburgo le abrió nuevas puertas, pero fue una cesión al Zulte Waregem la que catalizaría el siguiente gran salto en su carrera.
El sueño de la selección nacional
En el Zulte Waregem, Mensah se consolidó como una estrella en ciernes, jugando todos los minutos de la temporada con notable regularidad. Con 19 partidos de liga y dos asistencias en su haber, se ha convertido rápidamente en un jugador de primera fila.
Estas impresionantes actuaciones no pasaron desapercibidas y le valieron una convocatoria con la selección nacional sub-23 de Ghana, allanándole el camino para su primer torneo internacional con los Meteoros Negros en la AFCON sub-23.
Pero el destino tenía planes más ambiciosos. Una noche aciaga, el agente de Mensah le dio la grata noticia de que podía optar a un puesto en la selección absoluta. Con Harrison Afful descartado por lesión, los astros se habían alineado a favor de Mensah, que era el sustituto de emergencia.
Mensah estaba entusiasmado, pero afrontó la noticia con cautela, consciente de las lecciones aprendidas en su anterior etapa en Barcelona.
A la mañana siguiente, se enfrentaba a una decisión crucial: ¿debía representar a la selección sub-23 o aprovechar la oportunidad que se le ofrecía con las Estrellas Negras? Con claridad y determinación, Mensah eligió la selección absoluta. " Fue una decisión fácil", afirma con confianza.
Cuando se incorporó a la concentración, Mensah moderó sus expectativas. "No esperaba ser titular, ni siquiera jugar", admite, consciente de que jugadores experimentados como Lumor Agbenyenu estaban por delante de él en la jerarquía.
Ghana se preparaba para enfrentarse a Sudáfrica y Santo Tomé en partidos cruciales de clasificación para la Copa Africana de Naciones, y aunque sus primeras sesiones de entrenamiento fueron bien, sintió una mezcla de emoción y nerviosismo. "Conocer a jugadores como André Ayew, Alfred Duncan y Jordan Ayew fue impresionante", recuerda.
Entonces, durante una crucial tercera sesión de entrenamiento, intervino el destino. Lumor se lesionó, lo que de repente abrió la puerta a Mensah. Sin ningún otro lateral izquierdo natural en el equipo, todas las miradas se volvieron hacia él.
El entrenador Kwesi Appiah se acercó a Mensah después del entrenamiento y le preguntó: "¿Estás seguro de que estás listo para jugar si te saco al campo? Sin vacilar, Mensah le miró a los ojos y respondió con firmeza: "Sí, estoy listo".
Era el momento con el que llevaba años soñando: la oportunidad de representar a su país en un gran escenario."He jugado delante de aficionados en varios clubes, pero nada es comparable a jugar para los ghaneses en la selección nacional".
Aquella tarde en el hotel del equipo, mientras la emoción reinaba a su alrededor, Mensah se retiró a su habitación y apagó el teléfono. Sabía que no era el momento de distraerse con la familia y los amigos.
Sin embargo, se había olvidado de un visitante especial. Su entrenador juvenil, Zac, originario de Obuasi, había venido a recoger una entrada para el partido. Fue necesario que Charles Akonnor, su ayudante, se lo recordara para que Mensah volviera a la realidad.
Cuando por fin se reunió con Zac en el piso de abajo, estallaron los aplausos cuando su antiguo entrenador mostró su orgullo por el joven talento que había formado y que estaba a punto de jugar su primer partido con las Estrellas Negras. La noticia corrió como la pólvora en su país, añadiendo más presión a una ocasión ya de por sí trascendental.
"Recuerdo que los diez primeros minutos fueron difíciles", admite Mensah."No por mi actuación, sino por el ambiente y la presión.
Sin embargo, a medida que avanzaba el partido contra Sudáfrica, Mensah encontró su ritmo y se asentó en su papel sobre el terreno de juego. Jugó con seguridad y confianza, y ofreció una de sus mejores actuaciones con la camiseta nacional, contribuyendo a la victoria por 2-0 de Ghana. Su trayectoria no terminó ahí: también fue titular en el siguiente partido, contra Santo Tomé, y contribuyó a una nueva victoria de Ghana.
Desde aquel inolvidable debut, Mensah ha acumulado 28 internacionalidades con las Estrellas Negras.
El escenario mundial
Uno de los mayores éxitos de Mensah llegó en el mayor escenario del mundo: la Copa Mundial, un momento que llenó de inmenso orgullo a su padre, William. "Me llevé una gran alegría cuando me enteré de la noticia. Toda nuestra familia se sintió abrumada cuando Mensah fue incluido en la lista definitiva de Ghana para la Copa Mundial de 2022", afirma entusiasmado. Como padre, es un momento de orgullo oír a la gente pronosticar su nombre como la primera opción para su puesto".
William pasó incontables tardes con su hijo viendo por televisión los Mundiales de 2010 y 2014, alimentando el sueño de que algún día su hijo disfrutaría de una plataforma tan prestigiosa. Tras la decepcionante ausencia de Ghana en el torneo de 2018, la emoción era palpable cuando regresaron cuatro años después, con Gideon en el equipo.
Sin embargo, a medida que se acercaba el torneo, una sombra de duda se coló en la mente de Mensah. A pesar de su entusiasmo ante la perspectiva de participar en la mayor competición futbolística, Mensah pensaba que el seleccionador Otto Addo podría preferir a Baba Rahman, un jugador más experimentado. No jugó en el amistoso contra Suiza previo al torneo y aceptó su papel en el banquillo. Cuando Rahman fue titular en el primer partido de Ghana, contra Portugal (un emocionante encuentro que terminó con una ajustada derrota por 3-2), Mensah se desanimó.
Pero todo cambió antes del crucial partido de Ghana contra Corea del Sur. Ante la inminente eliminación, Mensah recibió la sorprendente noticia de que sería titular. El peso de la expectación se abatió sobre él como un maremoto. " Presión" fue la única palabra que encontró para describir el momento: la expectación colectiva de los aficionados, los compañeros y el mundo entero por que Ghana ganara.
Antes del saque inicial, Mensah se sintió abrumado por los nervios y encontró consuelo en las palabras de ánimo del capitán Andre Ayew: "Recuerdo que, durante el calentamiento, se acercó a mí, cara a cara", recuerda Mensah. Me dijo: 'Escucha, has esperado esto. Este es tu momento, todo el mundo te está mirando. No puedes defraudarles". Esas palabras le calaron hondo, le ayudaron a centrarse en medio del caos.
Cuando sonó el silbato, Mensah estuvo a la altura de las circunstancias, poniendo toda su determinación en su actuación. El partido se desarrolló de forma espectacular, y gracias a su preciso centro, que dio lugar al gol de la victoria de Mohammed Kudus, Ghana salió victoriosa con un emocionante 3-2 en el marcador.
Para Mensah, participar en la Copa Mundial fue una experiencia embriagadora, un subidón de dopamina que le dejó pidiendo más.
Cuanto más lo vives, más ganas tienes de volver", declaró con fervor.La Copa Mundial ha sido la mejor experiencia de mi carrera, y si tengo la oportunidad de jugar en cuatro ediciones, la aprovecharé sin dudarlo".
La vida en el Auxerre
Mensah juega ahora enAuxerre, una encantadora ciudad al sureste de París, donde el fútbol es algo más que un juego: es una forma de vida. A diferencia del ajetreo de la capital, Auxerre cuenta con una comunidad muy unida que se une en torno a su equipo, y para muchos seguidores Mensah se ha convertido en parte integrante de la identidad del club. " Desde que ha vuelto, jugamos mejor y empezamos a ser competitivos", comenta un seguidor entregado.
En Dunkwa, el entusiasmo que rodea a Mensah es palpable.Cada vez que juega Gideon, todo el pueblo se alegra ", afirma un vecino. "Muchos niños juegan al fútbol y sueñan con emular sus éxitos. Sus logros son un faro de esperanza para los jóvenes deportistas en ciernes de su ciudad natal".
Las excelentes actuaciones de Mensah con el Auxerre no han pasado desapercibidas; el club le ofreció recientemente una prórroga de contrato de un año, una noticia que ha supuesto una inmensa alegría para su familia.
"Gideon nos llamó el día de la entrega del trofeo de la Ligue 2, y nos alegramos muchísimo", declaró su padre, William. La prolongación de su contrato es una gran noticia para nosotros y para Ghana.
Auxerre es una ciudad pequeña, de poco más de 30.000 habitantes, pero con un rico patrimonio futbolístico. El Stade Abbé-Deschamps, uno de los estadios más antiguos de Francia, ha sido testigo de momentos inolvidables de la historia, como victorias en la Ligue 1 y emocionantes noches europeas contra gigantes.
La historia reciente del Auxerre ha estado marcada por una montaña rusa de ascensos y descensos. Tras una estancia de 32 años en la máxima categoría que finalizó en 2012, el club tuvo que esperar una década para regresar a la Ligue 1. A pesar de haber descendido tras una sola temporada, el club regresa a la Ligue 1 para la temporada 2024-25, deseoso de recuperar su estatus de pilar del fútbol francés.
"No quiero volver a la Ligue 2", afirma Mensah con determinación. El objetivo ahora es trabajar en equipo y ayudar a todo el club a permanecer en la Ligue 1".
Y añade: "Hasta ahora está siendo una buena temporada; hemos sumado nueve puntos en casa y estamos trabajando duro para sumar puntos fuera de casa."
Con sólo 26 años, Mensah ha logrado lo que muchos considerarían impensable para alguien de una pequeña ciudad como Dunkwa. Su agente, Kwasi Siaw, sigue siendo optimista sobre su futuro: "El ascenso de Gideon es una auténtica inspiración. Desde el principio, vi un potencial inmenso, pero fueron su dedicación y su resistencia las que realmente impulsaron su éxito. Estoy profundamente agradecido por su lealtad y la confianza que ha depositado en mí para guiar su carrera. Es un honor verle crecer y hacer realidad sus sueños.
La historia de Gideon Mensah es un testimonio de la resistencia que nace de un sueño aplazado. Desde los polvorientos campos de Dunkwa hasta la escena internacional, ha forjado un legado a base de coraje, talento y la llama perdurable de lo que podría haber sido. Cada hito que alcanza hoy no es sólo una victoria personal; nos recuerda que, a veces, los sueños que se desvanecen son los que más nos empujan hacia la grandeza.