Neymar, ante su última oportunidad de aspirar al Balón de Oro que nunca pudo lograr
Últimamente, aparecía poco por la cima, pero acaba de regresar tras otra grave lesión por la puerta grande. Sólo ha sido un amistoso pero sacó a relucir todo su arte en otra de sus muchas reapariciones esperanzadoras que luego quedan en nada.
Esta vez lo tiene todo a su favor. Sin Mbappé (presumiblemente) ni Messi, él será el líder absoluto de un PSG que va cogiendo forma. Estará rodeado de grandes jugadores y su intención debería ser coger la bandera para ponerse al frente de todos ellos y encabezar el nuevo proyecto.
El PSG cerró una pretemporada irregular con una victoria por 0-3 contra el Jeonbuk coreano con Neymar en plan estelar. Volvió a un terreno de juego por primera vez desde el 19 de febrero, aciago día en el que sufrió una rotura del ligamento del tobillo que le llevó al quirófano.
Casi seis meses después, el brasileño destapó el tarro de las esencias en su vuelta. Marcó dos goles y dio una asistencia de tacón en el tercero a Asensio, que el mallorquín remató con uno de sus precisos misiles tierra-aire.
Las sensaciones que transmitió fueron magníficas y otra vez ha despertado ilusión en aficionados, compañeros y cuerpo técnico del equipo. Si mantiene la línea, se olvida de todo lo accesorio (al menos de una parte porque a un león no se le puede enjaular) y se centra, Neymar podría volver a aspirar a conquistar el Balón de Oro que nunca pudo lograr. De él dependerá en gran medida.