¿Qué hay detrás de la expulsión de José Mourinho en las postrimerías del Roma-Monza?
José Mourinho volverá a perderse la vuelta a San Siro, donde su equipo se enfrentará el próximo fin de semana a "su" Inter, que además es el líder de la Serie A. La última vez decidió ver el partido en el autobús de la Roma, en pleno aparcamiento del Meazza. "Me molesta perderme un partido de mi equipo", aseguró el técnico lusitano al término del encuentro que la Roma ganó al Monza.
La descalificación vendrá precisamente por la histriónica expulsión que recibió en los minutos finales del partido contra los Brianzoli. Porque no se puede negar, Mou no hizo nada para evitarlo. Más bien al contrario. Los gestos de burla dirigidos hacia Raffaele Palladino y su banquillo fueron tan evidentes que, además de estar a la vista de todos, fueron advertidos por el árbitro del encuentro, que no se lo perdonó.
En la sala de prensa, sin embargo, the Special One no parecía en absoluto arrepentido de lo que había hecho: "¿Por qué me expulsaron? No sé, quizás porque grité e hice gestos de llorar, pero no hubo ninguna palabra ofensiva. Si eso le valió una roja a Ayroldi, está bien".
"El año pasado hicimos un partido muy bueno en Monza, pero al final del encuentro gente buena pero todavía inexperta tuvo malas palabras hacia nosotros. Hoy el único banquillo que hizo un espectáculo contra el árbitro fue el suyo. Lo que tenía que decirle se lo dije yo, no hay nada más honesto que eso".
El Mou de siempre y su habitual incontinencia verbal. La "buena gente" a la que se refería lleva el nombre y apellido de Raffaele Palladino, con quien las relaciones están rotas desde hace tiempo:"No me pongo a su nivel", había dicho Mou la víspera del partido.
Una rivalidad que se remonta al pasado 3 de mayo, cuando la Roma, que perseguía el cuarto puesto, empató, 1-1, en Brianza contra el Monza, que ya estaba matemáticamente a salvo: "Nunca he visto protestar tanto a un banquillo, fueron escandalosos".
El peor árbitro
También en ese caso, el portugués tuvo algo que decir con el árbitro, al que le cayeron diez días de inhabilitación: "Este resultado se ajusta al peor árbitro que he tenido en mi carrera, y he tenido muchos malos. Creo que el árbitro (Chiffi, ed.) no influyó mucho en el resultado, pero es difícil jugar con él: técnicamente horrible, desde el punto de vista humano no es empático, saca roja a un jugador que resbala porque está cansado en el último minuto'.
"Tenía que sacar una roja, se va a casa frustrado porque no me ha expulsado, ya que no le he dado la oportunidad. Creo que la Roma debe crecer a este nivel, no tiene la capacidad de decir no quiero a este árbitro. Confieso que salté al campo con un micrófono: me protegí".
"Un viejo amigo mío"
En cuanto al Monza, Palladino prefirió esquivar la polémica: "Estoy de acuerdo con Mourinho: no merecimos la derrota. No quiero hacer polémica sobre lo que pasa dentro y fuera del campo. Cuando se habla de Mourinho se corre el riesgo de hacer polémica y yo no quiero, prefiero hablar del partido'. Un enfoque aún más salomónico para Adriano Galliani que, probablemente, tenía la mente más en las elecciones que en el partido:"Es un viejo amigo mío, así que no quiero romper la amistad".
Y decir que, en vísperas del partido, Mou también había respondido a Papu Gómez refiriéndose a su inhabilitación por dopaje: 'Me duele la garganta, pero no tomaré un jarabe'. Ciertamente, desde hace algún tiempo, el técnico de Setúbal ha acentuado su vis polémica, una característica que siempre le ha acompañado.
Dedicado a los Friedkins
Pero, ¿por qué lo hace? En los tiempos del Inter y del famoso gesto de las esposas, había que luchar contra el sistema. En Madrid, en cambio, el enemigo a debilitar, empezando por la sala de prensa, era el Barcelona más fuerte de la historia, el de Messi y Guardiola.'Aquí dentro (en la sala de prensa, ed.) está el puto amo', aseguraba Pep.
Esta vez, sin embargo, la sensación (que es mucho más que una sensación) es que el verdadero objetivo de sus pataletas no es un rival, ni el sistema, sino su propia directiva. Y, al fin y al cabo, en más de una ocasión Mou se ha quejado señalando que le gustaría no ser el único en defender públicamente los intereses de su equipo.
Una actitud crítica que crece, partido tras partido, y que podría ser el presagio de malas noticias para los aficionados de la Roma, que a final de temporada, o quizás incluso antes, podrían perder a su querido líder. Y, quizás, el primero en haber decidido que ésta será su última temporada en la capital sea el propio special one.