A falta de un cuarto de hora para el final del tiempo reglamentario, Ecmel Faik Sarıalioğlu, presidente del Istanbulspor, entró en el campo y mandó a los jugadores de vuelta a los vestuarios para protestar por las decisiones arbitrales.

Sarıalioğlu criticó al árbitro por no conceder un penalti cuando el marcador era de 1-1. El Trabzonspor marcó y se adelantó por 2-1.

El incidente se produjo el mismo día en que se reanudaba la liga turca, después de que la competición fuera suspendida después de que Faruk Koca, presidente delAnkaragucu, propinara un puñetazo a un árbitro al final de un partido. La Asociación Turca de Fútbol había decidido suspender temporalmente los partidos de liga.