Esta escuadra, que la noche del pasado viernes llegó hasta la final de la Copa LGBT celebrada en Ciudad de México, es una de las pioneras en la batalla por la diversidad en el balompié.

"Estoy orgullosísima de ser una chica trans porque nos ha costado mucho abrir muchos espacios. Ya hay muchas ligas (en México) en las que ya participan muchas trans. Nosotras fuimos de las primeras", dice a la AFP Antonia 'Toñita' Espinosa.

La casa de esta jugadora fue el punto de reunión para que el equipo se alistará para el torneo relámpago, disputado en una sola jornada con la participación de 32 equipos en la modalidad de fútbol 7.

Además de preparar el colorido uniforme y los tenis, las jugadoras se ocupan de su maquillaje, de su cabello (entre ellas se peinan o se acomodan la peluca).

A la mayoría, el balón las apasionó desde la niñez, pero a medida que tomaron conciencia de su identidad de género, el terreno de juego se transformó también en un escenario donde eran blanco de insultos homófobos.

Una larga batalla

Ya como adultas, consiguieron dar la batalla y ahora son una de los equipos más destacados de la liga de fútbol LGBT del barrio de Azcapotzalco, en el norte de la capital mexicana y pionero en la inclusión.

"Llevamos 16 años luchando por este espacio. El domingo es totalmente de la diversidad, juegan 16 equipos", dice alegre Michelle Arzate Miranda, de 50 años, una de las veteranas del plantel.

Las Azkatl se impusieron cómodamente en los partidos que las llevaron a la final, en la que perdieron ante las Tóxicas (1-0).

La competición cuenta con una veintena de disciplinas y participantes de todo el país.

En México, con 129 millones de habitantes, la población que se identifica como LGBT suma unos cinco millones de personas, según la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual.