54.069 aficionados fueron testigos de una nueva tarde de fútbol en el Wanda Metropolitano. Salió el Atlético de Madrid sin Álvaro Morata, un jugador que ha sido determinante en este primer tramo de la competición. El Cholo premió a Ángel Correa, privado de sumar titularidades en este inicio, y le dio la oportundiad a Matheus Cunha. Además, aprovechó la nueva situación de Antoine Griezmann, como el niño que estrena un regalo en la misma mañana del 6 de enero, y lo introdujo en el once.

Cinco minutos tardó el delantero argentino en demostrar que debe sumar mucha más participación de la que está teniendo en este curso. Parte del gol, sin duda, fue responsabilidad del francés, del que se espera mucho más. Su actuación fue notable, de más a menos: dio esa asistencia, pidió el balón en todo momento y participó en la mayoría de acciones ofensivas de su equipo.

El cuadro catalán aprovechó el paso atrás que dio el equipo rojiblanco, siempre juguetón con el resultado. El público pide más de un plantel con mucho poderío ofensivo: más allá de quienes iniciaron el choque, después entraron también Morata, Lemar y Joao. Fueron arreones los que se vieron en la primera mitad, pero con la sensación de control porque Oblak apenas sufrió hasta el descanso (no recibió ningún disparo a puerta). La posesión, en cambio, para los visitantes (57%).

Tras el paso por vestuarios, Míchel -desde la grada porque estaba sancionado- cambió a los dos carrileros (Miguel y Arnau dejaron sus puestos a Valery y Couto), aunque el segundo debido a unas molestias, igual que Herrera minutos más tarde. Y la segunda parte arrancó de forma muy similar, con otro gol de Correa, que aprovechó un regalo de Juan Carlos en forma de pase para establecer el 2-0, un resultado que parecía dejar los tres puntos a un paso.

Muchos aplausos para Riquelme

Todo parecía bajo control: el marcador era muy favorable, el Girona no incomodaba demasiado y Riquelme participaba lejos del área. El cuarto árbitro señaló el dorsal de este último, ovacionado por el público -es propiedad del Atleti- en un ademán de salir del campo. Una vez corregido dicho error, el atacante volvió a su zona habitual para, un minuto más tarde, golpear desde fuera del área y, con algo de fortuna al tocar en un zaguero, hacer el 1-2. No lo celebró e incluso recibió algún aplauso más, aunque el gran recibimiento llegó cuando -definitivamente- fue reemplazado por Toni Villa.

El empate estuvo muy cerca... y no fueron ni Stuani ni Castellanos quienes lo rozaron. Aleix García, cuyo rendimiento está siendo muy destacado en este inicio de curso, exhibió su fantástico golpeo de balón hasta en dos ocasiones, pero en ambas se topó con Jan Oblak. Sendas intervenciones (el palo le ayudó en el primero de los lanzamientos) privaron a los visitantes de puntuar en el Cívitas Metropolitano, pero no evitaron que regresaran los fantasmas ni acallaron los pitidos finales del público.

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