Porque no suele ser muy habitual en los tiempos que corren, José Gomes fue uno de los principales nombres propios de la jornada sabatina. Las relaciones entre clubes y entrenadores suelen terminarse de cuatro formas diferentes: despido, dimisión, abono de cláusula (puede ir ligada a la anterior, pero claramente tiene otra connotación) o fin de contrato. La primera de las situaciones es muy habitual, la segunda es casi insólita y las dos restantes no suelen ser tan frecuentes.
"Lo hago por respeto a la Ponferradina y a sus aficionados. He hablado ahora, después del partido, con el presidente. Tenía la ilusión de hacer algo grande, os lo digo de corazón, por la calidad que tiene la plantilla y por luchar por los puestos de ascenso. Es el momento de decir 'señores, estoy en vuestros manos'. Creo que ha llegado la hora de buscar otro entrenador con más suerte o con otra propuesta de juego. Me pagan hasta el día de hoy. Así de frontal y de serio lo digo", explicó el entrenador en la rueda de prensa posterior al encuentro.
Siguió su discurso de la siguiente forma: "Me llevo a esta gente en mi corazón. En los casi cinco meses que he estado, he hecho más amigos que en otros clubes donde he estado cuatro años. Por toda esta relación y por la honestidad con la que he estado durante todos estos días, creo que es lo que tengo que hacer. Seré, esté donde esté, un aficionado más de la Ponferradina. Estaré atento a los resultados del equipo. Hay que hacer así las cosas en la vida porque no podría estar de otra forma".
En la línea de lo comentado, José Gomes, que ha pasado por muchísimos clubes de diferentes partes del mundo (Al-Ahli, Rio Ave, Reading, Taawon o Almería), justificó su decisión así: "No es que me vaya corriendo porque quiera dejar un problema a los demás, sino que pienso que es lo que hay que hacer. Tengo que mirarme al espejo y no sentir vergüenza. Así quiero estar tanto en la vida como en el fútbol".