La injusticia de los penales elimina a un Japón noble diezmado por la experiencia croata

Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad

La injusticia de los penales elimina a un Japón noble diezmado por la experiencia croata

Actualizado
La injusticia de los penales elimina a un Japón noble diezmado por la experiencia croata
La injusticia de los penales elimina a un Japón noble diezmado por la experiencia croataAFP
Croacia vence a los asiáticos después de un partido cerrado. El equipo de Hajime Moriyasu sucumbe ante la presión que ejerce el eterno camino desde el centro del campo hasta el punto de penal. Los ajedrezados se enfrentarán al vencedor de la serie que protagonizan Portugal y Suiza

Si existe una palabra que define a la perfección el Mundial de Catar es el tiempo. El cronómetro avanza y, poco a poco, los países que sobreviven a las rondas de eliminación directa vislumbran la cercanía del 18 de diciembre, fecha en la que el Oriente Próximo conocerá al nuevo campeón. 

El lunes, Croacia ha recortado distancia con ese anhelado 18 de diciembre. Sí, otra vez en los penales. Sí, otra vez con una prórroga molesta, tediosa. Sí, con sufrimiento. Los europeos han disputado una verdadera partida de ajedrez contra un Japón disciplinado, lleno de orden en todas sus líneas y con una potencia física envidiable. 

Japón es un equipo en mayúsculas. Hajime Moriyasu edificó una estructura sólida que toma como punto de partida el manejo de los espacios. La pelota es innecesaria. Los baches que deja el rival en su prisa por encontrar el gol, sí. España cometió ese garrafal error en la fase de grupos. Alemania también cayó en la trampa. Croacia, por su parte, demostró ser un conjunto práctico. 

Croacia, el dueño del balón

Croacia dominó el manejo del esférico de principio a fin. Japón, a base de fútbol directo, intentó inquietar el arco de Livakovic. El objetivo de los asiáticos era claro: buscar que los balcánicos extendieran su posición en el campo para así generar contragolpes.

En la primera parte, el planteamiento asiático no fue efectivo. Los subcampeones del mundo estudiaron la capacidad de Japón a la hora de atacar los espacios. Ante la falta de alternativas, la pelota quieta se transformó en una opción latente y, por esa vía, el país del sol naciente encontró la óptima apertura del marcador en el minuto 44. 

Después de un córner, el balón rebotó en el área chica croata. Maeza, un jugador de 1,73 mts, se encontró con un balón muerto que empujó a las redes de Livakovic, casi sin marca. Lovren, el gigante de 1,88 y Gvardiol, su compañero de zaga, no han logrado hacer nada para frenar el remate del delantero del Celtic. 

Croacia parecía aturdida con el gol. Por fortuna, el primer tiempo terminó. Dalić encontró en esos 15 minutos dos falencias de Japón: la debilidad defensiva en el área chica y la dificultad para estructurar la última línea en los centros cruzados. 

El gol de Croacia, precisamente, llegó en uno de esos centros. Iván Perisic conectó en el área chica japonesa un balón cruzado desde la banda derecha. Gonda no pudo hacer nada frenta a la pasividad de su defensa. 

El tanto croata no supuso un alivio para el equipo europeo. Cuando los miles de fanáticos idealizaban un vibrante final de partido, el encuentro se plasmó en la zona medular. La pelota iba de un lado al otro, sin profundidad. Japón se vio sorprendida por el gol. Jugaba mejor. Croacia no quería arriesgar. Conoce sus falencias físicas y la edad de algunos de los integrantes de la plantilla. 

Dalic, en ese contexto, aprovechó el cierre del partido para refrescar la zona medular: sustituyó a Modric y a Kovacic. El centrocampista del Real Madrid se retiró ovacionado por la afición. El del Chelsea observó como el ídolo de su infancia salía del campo sin un alegato alguno hacia su entrenador. Un ejemplo total. 

El mapa de calor de Luka Modric
El mapa de calor de Luka ModricOpta By Stats Perform

La crueldad de los penales

Los penales son el método más cruel que existe para concretar una eliminatoria. Cuando los 90 minutos no alcanzan, cuando otra media hora no es suficiente, el fútbol recurre a la definición desde los 11 pasos para finiquitar un partido que se extendió por casi dos horas de juego. 

Croacia, el subcampeón del mundo, es un equipo con experiencia en este tipo de instancias. En Rusia se enfrentó a tres prórrogas y las ganó todas. Japón, en contraste, vivía un estreno: se enfrentaba a los penales en unos octavos de final por primera vez en su Historia. 

El pragmatismo japonés es parte del Mundial. La experiencia croata conforma las páginas de Rusia 2018 y, además, escribió una nueva en Catar. Los penales han sido el punto de quiebre de un partido más que parejo.

Minamino, Mitoma y Yoshida fallaron; Vlasic, Brozovic y Pasalic hicieron su trabajo. Livaja cometió el único error en la tanda de los europeos. Insignificante frente a los constantes traspiés japoneses, producto de una nobleza resquebrajada por esos eternos 11 pasos. 

Japón se despide con la frente en alto. Avanzó como primera de grupo. Derrotó a España y a Alemania. Solventó la caída contra Costa Rica y, por poco, supera al subcampeón. Quizás los occidentales no recordarán lo ocurrido en Catar. Será una sorpresa más. Para los samuráis, en cambio, es la mejor participación en la historia de los mundiales. 

Croacia espera a su rival. Será Portugal o Suiza. Luka Modric, a sus 37 años, mantiene su rol. Es el pulmón del equipo. ¿Encontrará el pequeño país balcánico a un jugador de esta categoría en un futuro cercano?. Fanáticos del fútbol, disfruten de Modric. Lamentablemente, ese fino pase con el exterior no durará toda la vida.