Robert Lewandowski fue uno de los protagonistas del último partido del Barcelona, que consiguió la victoria (1-2) pese a jugar en torno a una hora en inferioridad numérica. Tampoco fue el único futbolista que se marchó del estadio por la puerta de atrás, ya que el colegiado Gil Manzano expulsó también a Gerard Piqué, precisamente por protestar dicha decisión. El zaguero catalán, sin embargo, fue suplente y no estaba vestido de corto cuando el árbitro le mostró la última cartulina de su carrera deportiva.

El atacante polaco causará baja para el duelo frente al Espanyol, ya después de la cita en Catar, y se perderá el que podría haber sido su primer derbi local. Se trata de un encuentro que suele ser muy especial para los jugadores de ambos equipos, aunque los foráneos lo viven de forma diferente. En cualquier caso, Xavi Hernández tendrá que lidiar con la baja de su máximo goleador (13 goles en 14 partidos en LaLiga, 18 dianas en 19 encuentros si se incluye la Champions League).

El cuerpo técnico estará menos preocupado de lo normal después de lo visto ante el conjunto pamplonica, que empezó muy bien el encuentro gracias al controvertido gol de David García. Se ponía difícil la victoria, sobre todo cuando el ex del Bayern Múnich tuvo que abandonar el terreno de juego tras ver la segunda tarjeta amarilla (por un golpe con el codo, en el minuto 31). Y así se llegó al descanso, con derrota de los visitantes por la mínima y ante el complicadísimo reto de remontar -sin el pichichi y con un jugador menos-.

El joven Pedri fue el encargado de empatar el partido poco después del paso por vestuarios. El internacional español, una de las principales esperanzas en el combinado que dirige Luis Enrique, estableció el 1-1 en el marcador tras batir a Aitor Fernández. Y ya al final, cuando apenas restaban un par de minutos para la conclusión del encuentro, apareció Raphinha -había entrado como revulsivo- para darle la vuelta al duelo y provocar el éxtasis en el banquillo visitante, una actitud que enorgulleció a Xavi.

Desde el 9 de febrero de 2013

Fue ese día cuando Lewandowski, todavía en el Borussia Dortmund, recibió la primera tarjeta roja de su carrera deportiva. Han pasado casi 10 años desde entonces, de modo que el contexto es bastante diferente: jugaba en otra liga, todavía tenía que pasar por Múnich y era bastante joven. El gran factor en común está en el minuto de juego en el que tuvo que abandonar el campo (Signal Iduna Park en aquella ocasión): justo después de la media hora de partido, en el 31', igual que en tierras navarras.

El encuentro, correspondiente a la jornada 21 de la Bundesliga, se saldó con derrota del Dortmund contra el Hamburgo, que consiguió una gran goleada (1-4). Dos goles de Rudnevs y otros dos más de Son eclipsaron el tanto anotado por el propio polaco un rato antes (17'), cuando todavía no podía imaginar lo que iba a ocurrir después. Vio la roja directa, en lugar de la doble cartulina amarilla de El Sadar, y dejó a su entonces equipo con un hombre menos, lo que resultó determinante.