Un triunfo más que merecido el de los pupilos de Míchel, que abandona los puestos de descenso con total merecimiento. Sometieron al Athletic y amenazaron constantemente a Unai Simón hasta que lograron su objetivo, el de batirle.
Para eso hubo que esperar a la segunda parte, pero antes, en la primera, se hincharon a rematar, a generar ocasiones y a divertir a una entregada afición que los llevó en volandas.
Miguel Gutiérrez y Arnau eran puñales por la banda, Toni Villa y Valery se metían entre líneas para ser indetectables ante una zaga bilbaina que no sabía cómo contenerles. Porque si iban a buscarles, ocupaban el espacio Yangel Herrera y Taty Castellanos y generaraban aún más superioridad.
Una emboscada genial que Valverde veía, pero no podía contener. De ahí que sólo Unai Simón le salvara los muebles. Especialmente acertado estuvo el internacional español desviando un lanzamiento de falta de Aleix García.
El ritmo era tan alto que hasta los Williams sufrían para encontrar el balón. Sólo una vez lograron acercarse con cierto peligro en una acción que finalizó Raúl García con un disparo que rechazó Gazzaniga.
Ritmo, ocasiones y golazos
En la reanudación, lejos de encontrar soluciones, el técnico del Athletic se desesperó aún más. Porque corrían los locales que se los llevaba el diablo. Y claro, así se acercaban una y otra vez ante Unai, ya fuera por un costado o por el otro. Miguel Gutiérrez, qué lateral zurdo, se coló hasta casi la portería, pero no pudo perfilarse para el disparo final. Yangel la volvió a tener con un disparo a bocajarro, pero otra vez Simón la sacó.
Hasta que la muralla cayó. Un golpe franco sacado por Aleix García encontró en el primer palo a David López. La potencia de su cabezazo fue imposible de detener, aunque Unai llegó a tocar el balón. Se hacía justicia en el marcador.
Pero el 1-0 no era suficiente. Se lanzó el Athletic a por el empate, dejando muchos espacios atrás. Y el que lo aprovechó fue Iván Martín. Tanto tiempo lesionado, soñando con volver a sentirse futbolista, y vaya si lo logró. Se marchó en velocidad, se plantó ante Simón, que se quedó bajo palos, y le metió el balón por debajo de las piernas. Júbilo en Girona.
Lo que sucede es que casi siempre, en casa del modesto, se sufre incluso en la época de vacas gordas. Con 2-0 en el 70', mientras Míchel se desgañitaba para que sus chicos no se relajaran, llegó la reacción bilbaina solo cuatro minutos después.
Un centro desde la derecha de Williams lo tocó lo justo De Marcos para que llegara a la posición de un Guruzeta que entró como un toro. Volea del ariete a la escuadra en un remate espectacular.
Quedaba un cuarto de hora y el miedo a ganar después de siete encuentros sin conocer ese triunfo le jugó una mala pasada al cuadro gerundense, pero aguantaron como hicieron unos días antes en el Bernabeu para sonreír con un triunfo que les coloca en la zona media de la tabla.
Jugador Flashscore del partido: Aleix García
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