Un Alcaraz soberbio se exhibe ante Rune en tres sets y sólo Medvedev le separa de la final
Alcaraz y Rune se conocen de memoria. A los 12 años ya se enfrentaban, e incluso jugaron juntos en dobles en alguna ocasión. Han ido creciendo en paralelo para llegar a la élite antes de cumplir los 20 años. Ahora, con esa edad, ambos han coincidido de nuevo para pelear por un puesto las semifinales de Wimbledon
El primer set fue de igualdad máxima. Ninguno perdió su saque ni rompió el del adversario. Llegaron al tie break con 12 errores cometidos y 12 winners (golpes ganadores) cada uno. Con 3-3 en la muerte súbita la igualdad era absoluta. Hasta en golpes ganados, 41, estaban parejos. Estaba claro que el primer asalto se decidiría por detalles y por acierto. El danés hizo doble falta y Carlos se puso con 4-3 y dos saques. Ahí el león vio a la presa herida y no perdonó. Ganó los dos puntos y el siguiente, al resto, también lo conquistó para poner el 7-3 y llevarse el primer envite.
La misma tónica se mantuvo en el segundo set. Parecían dos purasangres corriendo en paralelo, sin una mínima ventaja para ninguno de los dos. Con 4-4, Rune volvió a fallar. Después de 20 juegos, hubo una primera rotura de servicio. Fue un error letal. El español se anotó el 5-4 y remató en el siguiente. Cuando todo es tan igualado los detalles marcan la diferencia y el de El Palmar también es un maestro en esa faceta decisiva del juego.
Su amigo Jimmy Butler, gran estrella de la NBA con Miami Heat, aplaudía, asombrado, desde el palco del murciano en el All England Tennis Club de Londres. Alcaraz gusta a cualquiera porque no sólo desea ganar, sino hacerlo jugando bonito. Entiende su deporte como un espectáculo en el que agradar al público es esencial.
En el tercero el estado de ánimo pesó más que en los anteriores y el break de Carlos llegó antes. Cuando lo logró, en el quinto juego, ya no cedió hasta el final. El público ovacionaba los golpes de ambos pero Alcaraz engancha. Tiene carisma y es adictivo.
Rune, guerrero, peleó hasta el último punto pero sabiendo que ya había perdido. El 6-4 final remató un partido sólido, consistente y brillante por su parte. Siguiente estación: Medvedev. Djokovic, con 33 victorias en Wimbledon, peleará con Sinner para intentar llegar al duelo más esperado en el choque que decidirá quién es el rey de la hierba.